Victoria aplastante del PP con más del 43% de los votos válidos, 186 diputados y una rotunda mayoría absoluta en el Senado. Derrota innegable del PSOE que pierde cincuenta y nueve escaños en el Congreso y cuarenta en el Senado, apenas supera el 28% de los sufragios emitidos y desciende por debajo de su peor suelo electoral. Noche dulce para CiU, que por vez primera desborda a los socialistas catalanes en unas generales; para IU, que tendrá grupo parlamentario propio y pasa de dos a once diputados; para Amaiur, la coalición abertzale que se planta en la Cámara Baja con siete escaños y gana por la mano al PNV, con sólo cinco; los mismos que obtiene UPD. ERC, Coalición Canaria y el BNG se mantienen, más o menos. Equo logra un escaño (en Valencia y en coalición con Compromis). GBai y el Foro Asturias ponen la guinda exótica al pastel. Pasamos a un modelo de partido dominante. El PP se queda con todo. Pero las urnas le son propicias en un momento complicado, fluido e impredecible. Ahora le toca a Mariano Rajoy resolver la cuadratura del círculo financiero. No le será fácil. Peor lo va a pasar Alfredo Rubalcaba en un PSOE abocado a la catarsis interna.
ABSTENCIÓN Dato significativo: la participación bajó casi dos puntos y la abstención se dejó notar con mayor contundencia en ámbitos donde se vota izquierda. El hundimiento del PSOE superó las peores previsiones. Cae abruptamente (de más de once millones de votos a siete millones escasos), sobre todo en Andalucía y Cataluña, donde pierde once diputados en cada una de ambas comunidades. Así, el PP se convierte en una fuerza hegemónica que gobernará sin necesidad de coalición o acuerdo alguno. Toda la responsabilidad caerá a plomo sobre los hombros de Mariano Rajoy, a quien la mayoría de los españoles han adjudicado, en un masivo acto de fe, la misión de resolver la crisis.
La victoria del PP se celebró durante la noche de ayer en la calle Génova. Pero el Gobierno de España es ahora mismo un regalo envenenado, un compromiso ante el cual Rajoy tendrá que reinventarse y crecerse. "Sé muy bien lo que nos toca", dijo en su primera intervención. Por supuesto. La prima de riesgo se moverá hoy mismo, y mañana y pasado. Es dudoso que distinga entre los socialistas que se van y los conservadores que llegan.
CONGRESO DEL PSOE Peor pintan las cosas para Rubalcaba. En sus primeras palabras pidió la convocatoria de un congreso de su partido "lo antes posible". En el PSOE se van a liberar las tensiones internas. O se refunda o entrará en una crisis crónica.
Los minoritarios, en general, pueden cantar victoria; una victoria limitada porque su presencia en las cámaras no será relevante para la gestión del Estado. CiU no tendrá su Gobierno de Concentración. IU apenas ha recogido una parte mínima de lo perdido por el PSOE. Sólo Amaiur llega rutilante con sus siete diputados dispuesta a dejarse oír.
DETALLES / Frente a un Rubalcaba serio, solo y aplanado, Rajoy habló (primero a los medios y luego desde el balcón de la sede madrileña de su partido) rodeado de su gente y envuelto en una nube de euforia. Él mismo aseguró estar «contento, muy contento», pero su rostro mantenía la impasibilidad habitual. No transmitía demasiada alegría. Proclamó una y otra vez que nadie debe temer al previsible rodillo que podrá manejar tanto en el Congreso como en el Senado. Siguió sin desvelar otras intenciones que las de luchar contra el desempleo y la crisis «con trabajo y tenacidad». Sus verdaderos planes siguen siendo un misterio.
Será preciso volver sobre los resultados electorales para entender mejor lo ocurrido ayer. La victoria conservadora ha sido mucho más relevante cuanto mayor ha sido la hecatombe de los socialistas. El PP ha incrementado su cuenta de votantes en apenas medio millón, sin superar los más de once millones que logró el PSOE en el 2008. Ha sido el triunfo de la fidelidad sobre la deserción; de la capacidad para mantener intacto todo los apoyos sobre el fracaso a la hora de recuperar a los electores indecisos. Rubalcaba no logró, ni de cerca, sus objetivos de campaña. Perseguía un imposible.
Hay otras consecuencias. El equilibrio se ha roto en el País Vasco. Amaiur ha sobrepasado al PNV confirmando la potencia del abertzalismo radical y la apertura de un frente político soberanista cuya influencia irá a más.
PESE A TODO / La remontada de CiU (de 10 a 16 diputados) tiene también varias lecturas. Indica que una política de recortes no tiene por qué pasar factura en las urnas. Al menos a corto plazo. Hubo un momento durante los días pasados, en los que Duran i Lleida temió que los duros ajustes presupuestarios (en Sanidad y Educación) impuestos por el Gobierno catalán le produjeran un serio desgaste. No ha sido así. El dato no pasará desapercibido en el PP, donde, al margen de las buenas palabras que se dicen en público, pocos dudan de que Rajoy no tendrá otro remedio que poner en marcha la motosierra y reducir el déficit sin mayores miramientos.
Abrumados por lo sucedido, los dirigentes del PSOE también deberán sacar conclusiones. Elegir un nuevo secretario (o secretaria) general no será tan sencillo. Rubalcaba ha salido vapuleado. Pero Carme Chacón, por ejemplo, tampoco puede presumir de nada. Las federaciones más potentes del partido están en horas muy bajas. La crisis y los errores tácticos y estratégicos de Zapatero han tenido efectos letales. A partir de hoy empieza, sin embargo, una nueva etapa. Los tiempos cambian a enorme velocidad, los personajes se queman, las voluntades cambian de signo... Pero la partida continúa.
J. L. Trasobares/El Periódico de Aragón/lunes 21.11.2011
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