Mariano Rajoy entra y sale de los mítines feliz y victorioso. Sus seguidores le saludan, le fotografían y le piropean. Es la estrella del momento y la encuesta de GESOP (Gabinete de Estudios Sociales y de Opinión Pública) para los diarios del Grupo Zeta ha venido a avalar esa inercia triunfal que no detienen ni el empantanamiento de la campaña ni la creciente levedad del discurso conservador. Según nuestro sondeo, el PP le saca 16 puntos de diferencia al PSOE, obtendrá una mayoría absoluta muy holgada (de 188 a 192 diputados) y tiene a su favor múltiples indicadores, empezando por el hecho de que Rajoy ha pasado a ser el político más valorado. Así que cuando Alfredo Pérez Rubalcaba clama que la derecha y su líder están saturando el éter electoral de valium, tal vez no acierte con el medicamento; en los mítines conservadores lo que flota en el ambiente es puro prozac.
DIFERENCIAS Rubalcaba aún cree que el voto útil de la izquierda vendrá a dulcificar su derrota. Y tal vez tema algo así el candidato de IU Gaspar Llamazares, quien no cesa de advertir a la parroquia rojeras que entregar el voto a los socialistas ha pasado a ser "manifiestamente inútil". Pero esos sufragios progresistas, aunque existen (el 27,7% de los encuestados por GESOP se considera de izquierdas y otro 14,2%, de centro-izquierda) no están movilizados. El sondeo atribuye al PSOE entre 115 y 118 diputados, y a IU-ICV, de 8 a 10, lo que no parece un gran avance teniendo en cuenta que cincuenta escaños socialistas van a cambiar de manos.
CiU logrará 13 ó 14 diputados; Esquerra Republicana de Catalunya, 2 ó 3; el PNV, 4 ó 5; Amaiur, 4 ó 5; UPyD, 4, y otros partidos se repartirán el resto, 7 u 8. El pronóstico es bastante similar al que ya se reflejaba en la última encuesta del CIS. Con la salvedad de que nuestro sondeo ha sido realizado con la campaña ya en marcha.
TEST EN ZARAGOZA El comité electoral del PSOE, inasequible al desaliento, cifra en menos de diez puntos la diferencia con el PP y asegura estar recortando distancias. Sería lo lógico. Pero ese optimismo choca con todas las proyecciones demoscópicas hechas estos días por organismos independientes. Y como muestra, un detalle: el test de Zaragoza.
En la capital aragonesa mitineó ayer Rajoy y hoy lo hará Rubalcaba que lleva a Felipe González de telonero. En una ciudad que suele dar el promedio sociológico de España y es usada habitualmente como banco de pruebas para productos y técnicas comerciales, los conservadores (que van en coalición con el Partido Aragonés) se lucieron con un mitin en la plaza de toros, donde metieron alrededor de diez mil personas bien contadas. A su vez, los fontaneros socialistas no se han atrevido a aceptar el desafío ubicando su acto en el mismo escenario, y se han replegado a un pabellón de deportes que quedará abarrotado con menos cuatro mil asistentes. Es la primera vez que, ante unas elecciones generales, el PSOE zaragozano no celebra su acto central de campaña en la plaza de toros. El hecho no puede ser más revelador.
CIUDADANÍA Rajoy ya casi no tira pedradas al agujereado tejado del PSOE. Incluso Esteban González Pons, ha dejado de tuitear maldades. No quieren agitar más las aguas. El líder conservador, por el contrario, ha reconducido su discurso para reclamar "un buen gobierno de buenos políticos, elegido libremente por los ciudadanos".El mensaje no va ya contra los socialistas sino contra las tentaciones tecnocráticas.
Tiene que dar un poco de vértigo, desde luego, ver cómo el amigo Berlusconi, al que no pudieron derribar de su trono las acusaciones de corrupción ni sus juergas de viejo putero ni sus delirantes salidas de tono ha caído por la presión de los mercados y va a ser sustituido por un reputado economista, a la cabeza de un gobierno de expertos. Rajoy (mucho más serio que el italiano, desde luego) pretende ser elegido para encabezar ese buen gobierno que promete, pero... ¿acaso no aspira asimismo a contar con el beneplácito de los poderosos mercados?
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