Está por ver si el espacio digital juega, o no, un papel importante en las campañas electorales. Por si acaso, el candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, se sometió ayer a las preguntas de los internautas a través de Twitter. Por si acaso también (¿o para demostrar su poderío?), el PP logró mediante una inaudita acción ejecutiva que se cerrase la cuenta @NanianoRajoy, que parodiaba a su primer candidato. La red social sigue llena de mensajes protestando por tal clausura. Al tiempo, los conservadores la inundaban de parabienes por el nacimiento del hijo de Soraya Sáenz de Santamaría. La criatura viene con un triunfo electoral bajo el brazo.
LA TENDENCIA En el cuartel general socialista, creen que su campaña empieza a dar frutos. Lo percibe Rubalcaba, lo asevera Elena Valenciano, la jefa del agit-prop, lo repiten los cuadros de Ferraz. Y ciertamente pudiera ser que la constante iniciativa del PSOE le permitiera recuperar algún voto perdido mientras el PP se duerme en los laureles y muestra una evidente incapacidad para explicar sus planes ("Rajoy está anestesiando la campaña", declaró ayer Valenciano con notable satisfacción).
Sin embargo, el Instituto Ortega-Marañón, una entidad de peso en el campo de las Ciencias Sociales, divulgó ayer una encuesta que sitúa al PP a 19 puntos de un PSOE en caída libre y que apunta avances por parte de IU y UPyD. Según los analistas del citado Instituto, los socialistas, contrariamente a lo que piensan, no están logrando sus objetivos porque se ha concentrado en atraer y fidelizar a sus electores habituales en vez de dirigirse al conjunto de los indecisos. Se verá.
CONTRA EL FRAUDE Vaya bien o mal, Rubalcaba se ha desvinculado de José Luis Rodríguez Zapatero, con quien sólo coincidirá en un acto la semana que viene, y ha generado la imagen de que él juega ya de oposición porque Rajoy es virtualmente el presidente del Gobierno. Así puede lanzar nuevas y llamativas ofertas, como su última propuesta para combatir el fraude fiscal prohibiendo pagar en efectivo las facturas superiores a tres mil euros. Suena bien, aunque tal medida, por sí sola, no parece muy efectiva. Con fraccionar los cobros u operar económicamente en inmersión total, trampa al canto.
Mariano Rajoy sigue a lo suyo. Gastó su argumentario hace mucho tiempo y ya sólo le queda repetir esas verdades de Perogrullo que dieron pie a las parodias de @NanianoRajoy. Allí se atribuían al líder de la derecha afirmaciones como "Latinoamérica es una prioridad, alguien tiene que limpiar nuestras casas", o "Para salir de esta crisis... hay que dejar de estar dentro de ella". Un cachondeo molesto, sin duda. Pero el caso es que ayer mismo, en la cuenta oficial de Rajoy (montada por el gurú digital de Génova, Alberto de Senillosa) podía leerse: "Lo primero que hay que hacer es... recuperar la confianza y la ilusión". Y esto no es chiste.
Si se da por hecha la aplastante victoria conservadora, es imprescindible aclarar cuanto antes qué quiere hacer exactamente el PP, y cómo. Pero en vez de bajar el balón al suelo, Rajoy formula en sus actos públicos silogismos ideales como el que se marcó en Vitoria. Allí (además de negarse, al igual que casi todos los candidatos, a comentar la entrevista con ETA publicada en Gara) razonó de la siguiente forma: "El cambio político en España tranquilizará a la eurozona y consolidará el euro (...). Así, con Europa más calmada y unida y un euro fuerte, mejorará el bienestar de los españoles". Es decir, Merkel y Sarkozy pueden respirar tranquilos. El PP, victorioso, les (nos) devolverá la tranquilidad perdida.
¿Hay campaña al margen de los dos grandes? Está IU, que en Aragón va en coalición con Chunta y una activa iniciativa social. También UpyD. O Equo, aliada a Compromís en la Comunidad Valenciana. Y los nacionalistas. Todos abominan del bipartidismo, con razón. Algunos deberían temer asimismo el monopartidismo que está al caer.
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