Qué día el de ayer. Amanecí metiéndome al cuerpo las últimas noticias sobre el referéndum griego y sus repercusiones. ¡Lagarto!, ¡lagarto! Luego, por la tarde, me metí en el foro creado en la Facultad de Economía para analizar y buscar alternativas a la crisis. Una sesión continua escuchando a los sabios, de la cual salí aún más acojonado de lo que había entrado. Porque oír que la cosa está mal ya no asusta a nadie, pero cuando te explican el asunto con datos de última hora, rigor académico y una visión transversal de la jugada, entonces el canguelo se te lleva por delante. Menos mal que los economistas se han especializado en predecir el pasado y errar al describir el futuro. Pero, bueno... No creo que a estas alturas sea preciso poseer extraordinarias dotes de augur para anunciar que la deuda soberana de países como España empieza a ser sencillamente inabordable.
Ahora bien, ¿qué diablos es ésta crisis? Pues una cosa muy compleja que va de lo global a lo local, que ha puesto de manifiesto los letales efectos de la desregulación, las taras congénitas del euro, las miserias del mundo financiero en general, la temible influencia de una avaricia desatada y, por fin, el desastre político, o dicho de otra manera: la absoluta depreciación de la democracia actual.
Si la política fuese una actividad de naturaleza social en vez de un instrumento al servicio de los especuladores, si la gestión de la cosa pública se hubiera llevado a cabo con alguna lógica, nunca se hubieran producido esas enormes inversiones de naturaleza escasamente productiva: esos AVEs, esos aeropuertos, esas autovías, esos circuitos de alta velocidad, esas macroconstrucciones emblemáticas... esas ruinas que siguen chupando pasta por un tubo en costes de explotación. Sin la incapacidad de los gobiernos (a todos los niveles) para gestionar la creación de suelos urbanizables con criterios estrictamente públicos nunca se hubiese inflado la nefasta burbuja inmobiliaria.
Será por eso y por otras cosas que el referéndum griego es visto ahora como un sacrilegio. Alguien lo dijo ayer en el foro citado: Europa ha caído tan bajo que ve en la democracia un peligro.
J. L. Trasobares/El Periódico de Aragón/jueves 3.11.2011
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