Lo que Wert quiere hacer con los erasmus (aunque a la primera
haya tenido que recular) es un golpe de mano calculadísimo y de graves
repercusiones a medio y largo plazo. Su objetivo es desestabilizar
económicamente a miles de estudiantes (y a sus respectivas familias),
que hasta ahora contaban con algún dinero público para costear sus
estudios universitarios en la Unión Europea. Integrarlos (si no ahora,
al curso que viene) en el rácano sistema general de becas privará a
muchos de ellos de las actuales ayudas para trasladarse, matricularse y
vivir en otro país. Hay que ser muy insensato y tener muy mala leche
para crear semejante situación.
Este giro táctico del ministerio
forma parte de una estrategia fundamental: cerrar las puertas de las
universidades a la gente humilde y convertir dichos centros en un
reducto de las clases acomodadas. Como hace 40 años. Más aún: si al
elevar la nota media para acceder a las becas de tipo general se ha dado
punto y medio de ventaja a los chicos de buena familia, al dinamitar
los erasmus se destruye directamente la posibilidad de que los
estudiantes que carecen de mayores recursos puedan salir a otros campus
de la UE a completar estudios en una segunda lengua. Esa ventaja en el
currículo fue en mis tiempos patrimonio exclusivo de los más pudientes y
volverá a serlo. El Gobierno dejará fuera de juego a miles de jóvenes.
La educación superior, para las élites y solo para ellas. El ministro
(¿ministro?) podría explicárnoslo con su habitual desparpajo: no vamos a
dejar que cualquier muerto de hambre se vaya y se venga a estudiar por
ahí. Esos lujos, para quienes se los puedan pagar. Los demás, a currar a
la costa.
De momento a Wert le ha salido el tiro por la culata.
Pero no ha cedido en lo sustancial. Volverá a la carga en menos de un
año. Para estas cosas, la derecha española es muy leninista: dos pasos
adelante y uno atrás.
Y hablando de la vida, ya ven ustedes que
tras el feliz verano el paro repunta con fuerza. En este plan, solo los
primaveras o los malvados pueden creer que haya luz al final del túnel.
Pero de eso ya hablaremos mañana.
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