El presidente Rajoy está que se sale. Seguirá adelante con las
(contra)reformas (¿no es lo que le reclaman la UE y la OCDE?) y
empujará hacia atrás el curso de la Historia para devolvernos a los
felices 60. En aquella maravillosa década, el pueblo español, tras
sobrevivir a la infernal posguerra, solo quería salir a flote, conseguir
alguno de los elementales bienes de consumo que produjo el incipiente
desarrollismo (una lavadora eléctrica, un frigorífico, una vespa, ¡un Seiscientos!)
y dejar atrás la miseria y el sufrimiento. Las gentes de orden
dominaban la escena cada vez más risueñas, pues habían dejado atrás los
40 y los 50, triunfales pero sangrientos y desagradables.
Prácticamente ya no había maquis ni huelgas ni protestas... ni derechos
democráticos. El personal tragaba (por si acaso). La corrupción era una virtud
estructural del régimen convenientemente reservada a quienes ocupaban
el nivel más alto en la escala social. La enseñanza, controlada por las
órdenes religiosas, era el perfecto precedente de la que hoy quiere
imponer el ministro Wert.
Don Mariano y su peña están en
ello. Con motivo del segundo aniversario de su advenimiento al poder nos
han preparado dos regalos. Uno consiste en convertir la seguridad
ciudadana en orden público y destrozar a modo las libertades pues, como
decía el aforismo sesentero, la libertad degenera en libertinaje. A los
jueces, algunos de los cuales se han resistido a considerar delito los escraches,
ya los están metiendo en cintura. Con un combativo militante del PP al
frente del Constitucional, nuestra manoseada Carta Magna (esa que
consagra el derecho de reunión pacífica "sin autorización previa") será
papel mojado.
El otro obsequio es el proyecto legislativo
destinado a regular la evaluación ambiental. Bajo tan sugerente
denominación se esconden las fórmulas para privatizar el agua, impulsar
la comercialización del recurso y por supuesto (diga lo que diga el PP
aragonés) dar carta de naturaleza a los trasvases. A estos no se les
escapa nada. En dos años han hecho virguerías. En otros dos nos habrán
devuelto a la España de hace medio siglo.
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