Han condenado a Pinilla en una de las varias causas que tiene
pendientes. Como la cosa iba de prevaricación y el Ayuntamiento de La
Muela era responsable subsidiario, el citado municipio tendrá que
apoquinar 4,7 millones (y ya debe más de 13). Al final, siempre toca
pagar... a los paganos. Recuerden, si no, aquel debate sobre el estado
de la nación en el que Pedro Sánchez le reprochó a Rajoy
los tres mil y pico millones (más o menos, pues la cuenta es un barullo)
a que ascenderá la indemnización por el fiasco del Castor. Y el
presidente le replicó al otro: "Oiga, pero si eso del Castor lo
aprobaron y pusieron en marcha ustedes...". Los dos tenían razón, claro.
Aún podían haber recordado que el fracasado (por peligroso) almacén
submarino de gas formó parte de la ortodoxa política europea, o que su adjudicatario fue Florentino Pérez, pobre hombre.
Todo sale de los bolsillos del contribuyente de a pie: del asalariado
bajo estricto control y de aquellos empresarios o autónomos que llevan
las cuentas claras. Los demás, ya se sabe... Pagamos 88.138 millones de
rescate bancario (de los cuales Eurostat ya da por perdida la mitad).
Pagamos también unos cuantos miles de millones, en beneficios fiscales
para las grandes compañías que han adquirido sociedades extranjeras.
Pagaremos las fianzas civiles de Bankia y las compensaciones a sus
accionistas, o el rescate (¡otro más!) de las autopistas madrileñas, o
muy probablemente las pérdidas de los grandes inversores en energías
renovables (que el actual Gobierno ha querido hundir porque lo suyo es
nuclear, por supuesto)... No sigo con la lista, es interminable.
Pero no me resisto a recordar esa otra que acabamos de pagar: la
privatización del 49% de Aena. Una operación en la que pusieron un
precio a las acciones muy por debajo del valor de la empresa... y luego
las vendieron a los grandes inversores, mientras para los pequeños
ahorradores sólo quedaban algunas migajas. Puestos en cotización, dichos
valores subieron un 30% en dos jornadas. Gran beneficio para los amigos
del Gobierno. Una vez más, por cuenta de todos.
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