Supongo que nadie será capaz a estas alturas de negar ese fenómeno
llamado calentamiento global. Porque, tras rozar los 40 grados apenas
iniciado mayo, ni el primo aquel de Rajoy podrá
llamarse a andana. Por eso choca que las cuestiones ecológicas y la
sostenibilidad medioambiental (la de verdad, ¿eh?) aparezcan en esta
campaña como de soslayo. Alguna vez y a título anecdótico. De hecho,
ayer se vio a la plana mayor del PP nacional, con don Mariano y doña Espe a la cabeza, pedaleando por las calles de Madrid. ¿No habíamos quedado en que los velocípedos eran cosa de madaleneros y otros perrosflauta?
Pues no, que en campaña a todos nos gusta hacer deporte. En esa línea,
ha hecho furor en las redes la salida de la aspirante a la Alcaldía
zaragozana por Ciudadanos, Elena Martínez. Preguntada sobre su posición respecto al carril bici, dijo: "¿Uy!, a mí me encanta la bicicleta. ¡Hago spinning!". La salida ha hecho furor en las redes sociales, donde las cosas de C's (desde las del joven Alber Rivera
hasta las de sus improvisados candidatos de cualquier lugar de España)
dejan estupefactos a quienes pensaban votarles y llenan de alegría a la
derecha popular.
Imagino, sin embargo, que la candidata Martínez tendrá más garbo
metiéndose marcha en su gimnasio que los conservadores madrileños
paseando en bici. A estos pobres tanto coche oficial les ha dejado fuera
de forma, y cuando las teles les filmaron daban un poco de pena.
Parecía que Rajoy y Aguirre, aferrados a sus respectivos manillares,
iban a topar el uno con la otra (accidentalmente, claro). Al final se
fueron a comer hamburguesas. Qué gente tan humana y tan normal, ¿verdad?
¿Ecología? En Aragón el tema tiene siempre que ver con el agua. Y ahí
estamos: con Ciudadanos tonteando con el trasvase, el PP levantino
exigiéndolo como suele y Luisa Fernanda negándolo desde la orilla del
embalse de La Loteta. La jefa de los conservadores aragoneses se montó
allí uno de esos extraños shows de campaña a los que solo
asisten, como vengo diciendo, los interesados y los periodistas que les
siguen y les sufren. Aprovechó para pantanear a gusto y
desmentir a sus conmilitones valencianos. Justo en ese momento, el
Congreso de los Diputados aprobaba en ponencia la Ley de Montes, que
ahora pasa al Senado y que, por cierto, da mucho margen a las transferencias
de recursos entre cuencas. La Cámara había pedido, previamente, un
informe al respecto del Gobierno de Aragón. Pero se pasó el plazo sin
que dicho informe hubiese llegado a la carrera de San Jerónimo. Se ve
que Rudi y su consejero Lobón no están estos días p'a tontadas.
Bueno... esto del trasvase es, hoy por hoy, el equivalente levantino
de nuestra Travesía Central del Pirineo: un fijo en los programas cuya
viabilidad es más bien nula, aunque sirve para dar la tabarra. Estas
rutinas han atravesado los decenios y aun los siglos hasta perder su
sentido inicial o incluso cualquier sentido. Escuchar a los candidatos
del PP, el PSOE o el PAR hablar de regadíos y de promover la industria
agroalimentaria resulta chocante. Ese argumentario hidro-económico lo
han utilizado mil veces cuando gobernaban, ha estado presente en los
discursos de investidura, ha sido manoseado en todos los debates sobre
el estado de la comunidad. Y ahora, claro, vuelven a ello, a la vista de
que la producción del campo aragonés sigue sin ganar ningún valor
añadido.
En esas estamos. Los temas medioambientales no son el fuerte de los
partidos tradicionales. En Aragón y fuera de nuestros límites. Fíjense
en el desbarre de la Junta de Andalucía en el muy vidrioso asunto de
Aznalcóllar. Un juzgado ha anulado el último concurso que adjudicó la
explotación de aquella mina (origen anterior de uno de los mayores
desastres ecológicos habidos jamás en España). La sentencia es
demoledora. La concesión estuvo plagada de irregularidades. La empresa
beneficiada no cumplía ni uno solo de los requisitos exigidos. Y eso,
por parte de una Junta supuestamente de izquierdas.
Echenique presentó ayer un plan económico bastante simple, concreto y
probablemente factible: financiar desde el Gobierno aragonés y a través
de un instituto de crédito público un programa para rehabilitar
viviendas. Así se crearían 9.000 empleos, se ahorraría energía en esos
hogares, se reduciría la huella ecológica... "El mejor megavatio --dijo
el de Podemos-- no es el que viene de un panel solar, sino el que no se
gasta". Junto a él, los cuatro economistas que han colaborado en
preparar esta y otras propuestas daban fe de que los alternativos pueden
pisar suelo y ofrecer ideas. También hablaron de cómo apoyar a las
pymes. ¿Han salido, por fin, del "lo que decida la gente"?
Chunta es quizás el partido más volcado con los idearios verdes. Fue
el actor principal de la lucha contra los pantanos, aportó cierta
profundidad ideológica a la movilización contra el trasvase y siempre ha
promovido la sostenibilidad medioambiental. Sin embargo es posible que,
fuera de determinados ámbitos, ese planteamiento no haya calado en la
opinión pública aragonesa como hubiera sido lógico y deseable. O tal vez
CHA no tuvo habilidad suficiente para asociarlo a una imagen renovadora
y abierta. Entre el fulgor inicial y el aparente declive posterior de
la formación hubo un punto de inflexión evidente que coincide con su
primera y más llamativa responsabilidad de gobierno en el Ayuntamiento
de Zaragoza. ¿Hasta qué punto la mera gestión institucional quema a los
partidos nuevos? ¿Correrán la misma suerte Podemos y Ciudadanos?
El futuro despejará las dudas. Como ha pasado con el calentamiento
global. O con la buena o mala suerte del PP en estas elecciones que
vienen. Ayer, el Madrid se cayó de la final de Champions. ¡Lagarto,
lagarto!, grito Rajoy con el culo aún resentido por la galopada en
bicicleta.
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