Nada puede igualar el desenfado de Esperanza Aguirre. Ayer salió por las televisiones vestida de chulapa y cantando un chotis en la feria de San Isidro. La Cólera de Dios sabe muy bien que en esta campaña priman la sensaciones y las intuiciones del votante, animadas por el estilo de los candidatos. Así que la lideresa, perfecto ejemplo de populismo reaccionario,
pasa de discursos y exposiciones programáticas y anda despendolada
mientras echa toda la mierda que puede sobre sus competidores... ¡Ella,
que ha sido la madrina de la corrupción capitalina desde el Tamayazo
hasta el estallido de Caja Madrid-Bankia, pasando por gürteles y
púnicos varios! Por supuesto, en Aragón y sus ciudades no hay animales
políticos (en todo el sentido del término animal) capaces de tirarse por
el tobogán del espectáculo y convertir sus respectivas candidaturas en
un constante show. Las señoras de Ciudadanos tuvieron su gracia, pero ahora están calladitas y aparentemente bajo control. Eloy Suárez ha hecho algún pinito más bien patosillo. El PAR tiene sus días, sobre todo cuando presenta iniciativas espectaculares. El PSOE de Lambán está superserio. Echenique es el más heavy. Se le ve con ganas de acelerar su silla de ruedas naranja y arrollar a los "partidos de siempre".
La mayoría de los partidos y coaliciones se están dirigiendo a los
electores por carta. Y resulta curioso comprobar cómo los respectivos
mensajes repiten conceptos y argumentos hasta crear una especie de
confuso cóctel en el que no es fácil distinguir qué es qué ni quién es
quién. "Por los servicios sociales. Por la mejor sanidad y educación
públicas", dice el Partido Popular en un mensaje rubricado por Rajoy. Rudi
insiste en garantizar "la calidad de la educación, la sanidad y los
servicios sociales como sólidos cimientos de la sociedad del bienestar".
¿Se ha convertido, de repente, a la socialdemocracia? El PSOE, por boca
de Javier Lambán, replica: "El Gobierno (del PP) ha recortado más que
nadie la sanidad, la educación y los servicios sociales". El PAR vende
sus listas "renovadas". CHA se ofrece como "garantía del cambio, de la
ruptura con las viejas formas de gestionar lo público". Pero Ciudadanos
se presenta directamente como "El cambio". Echenique les dice a los
votantes "Soy una persona normal como tú". Soro y Martín
exhiben un lema idéntico: "Somos como tú". Ayer, en el debate a siete
(el más interesante habido hasta la fecha), el representante del PP, Roberto Bermúdez de Castro, citó ¡a la Marea Blanca! para respaldar su afirmación de que el Salud aragonés sigue estando bien valorado.
No es fácil distinguirse ni distanciarse (salvo, quizás, en materia
de regeneración, donde las posiciones de unos y otros están más
distanciadas). Las palabras al uso están muy gastadas. La derecha maneja
conceptos de la izquierda, y viceversa. Incluso la versión integral de
los programas muestra evidentes similitudes, como las existentes entre
las medidas de choque que ofrecen Podemos y CHA para sus hipotéticas
primeras semanas en el Pignatelli. Véanse también las propuestas
educativas de todas las izquierdas (PSOE incluido), dirigidas de manera
unánime a recuperar el terreno perdido en materia de recursos e
inversiones y a tumbar la LOMCE.
Pablo Echenique, en su famosa carta y en sus declaraciones públicas,
pretende ir más allá y ataca sin contemplaciones a los viejos partidos
(una expresión que también usa Ciudadanos). Ayer mismo, en el citado
debate televisivo, volvió a reiterar que los grandes partidos son una
cueva de ladrones y sinvergüenzas. Soro le había pedido, con razón,
explicaciones. El de Podemos usa una táctica rupturista, elemental y
burda, aunque nadie podrá negar que evoca una situación cierta. ¿Será
eficaz?
Para demostrar que las ideas y ofertas andan entremezcladas, ayer,
como por arte de magia, casi todas las formaciones que compiten entre sí
se lanzaron a hablar de los autónomos. Es un tema obligado, por
supuesto. Pero también es una cuestión compleja porque los siempre
alabados trabajadores por cuenta propia integran un magma laboral lleno
de variantes, de casos muy distintos entre sí, de currantes forzados a
encarnarse en dicha figura para convertirse en mano de obra barata.
Decir que se les va a apoyar y que podrán beneficiarse de alguna
desgravación no significa gran cosa. Más bien nada.
Como se ha dicho, el PAR tiene días gloriosos. Su programa para el
Ayuntamiento de Zaragoza tiene maravillosas perlas: el tranvía circular
(¿pero no habíamos quedado en que los regionalistas preferían el
metro?), el teatro donde hoy está La Romareda... y ayer, una suscripción
popular para reconstruir la Torre Nueva sobre su antiguo emplazamiento.
Xavier de Pedro está que se sale.
En cambio, Ciudadanos, la habitual alegría de la huerta, parece que
ha embridado su campaña y ayer se descolgaron con ofertas culturales en
plan formal. Quieren organizar en Zaragoza una milla de los museos
enlazando el Pablo Serrano con el CaixaFórum mediante un nuevo espacio
expositivo en el antiguo cuartel de Pontoneros (se dedicaría a los
artistas noveles... ¡ufff!). Además prometen construir colegios en el
sur de la capital aragonesa.
Es cierto que se aproxima el momento crucial de la campaña. Con altos
niveles de saturación: mañana coinciden Pedro Sánchez y Soraya Sáenz de
Santamaría; el martes, en una tarde de máxima intensidad actuarán de
manera simultánea Mariano Rajoy, Albert Rivera y Alberto Garzón. Lo
aviso de antemano: iré a la función de Sánchez y a la de Rajoy. Siento
perderme a los otros, pero aún no poseo el don de la ubicuidad. Podían
haberse puesto de acuerdo. Total, ya puestos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario