Salga lo que salga de las urnas el 14-M
(y luego, en las generales), nadie duda de que se acabarán las mayorías
absolutas, y será preciso poner de acuerdo a diferentes partidos para
sostener los futuros gobiernos (sean de coalición o monocolores). Así
que los analistas y los propios jefes no paran de darle vueltas al tema.
Los unos insisten en magnificar el pacto como expresión suprema de la
excelencia política. Los otros apuestan cada vez con mayor descaro por
modificar la normativa electoral y acabar con el sistema proporcional
corregido para pasar a uno mayoritario: el que más votos saque se lo
lleva todo, sea de manera directa o mediante segunda vuelta. Dos
enfoques opuestos.
El pacto alumbró, dicen, la Transición y permitió romper el círculo
vicioso del guerracivilismo abriendo un periodo de democracia y
prosperidad. Cierto. Pero cabe plantearse la duda de si en la situación
actual (muy distinta a la de hace cuarenta años) caben consensos
políticos y sociales encaminados a preservar y ampliar la democracia y
el Estado de Bienestar. Porque a finales de los Setenta los paradigmas
europeos eran muy distintos a los actuales y la ortodoxia no sacralizaba
la desregulación, el poder omnímodo del capital financiero y el sálvese
quien pueda. Sin embargo es obvio que habremos de volver a la cultura
de la negociación y el acuerdo. No les quedará otro remedio ni a los
partidos tradicionales ni a los alternativos. Demos
por hecho que el 24-M ganar, lo que se dice ganar... no ganará ninguno.
Habrán de reagruparse (a la izquierda y a la derecha) si quieren llegar a
los gobiernos.
En cuanto a lo de cambiar la norma electoral, solo es un último
recurso para salvar al bipartidismo de la quema. Por eso sus más
recientes promotores son la andaluza Susana Díaz, que está descubriendo cuán exigente es la obligación de pactar, y el extremeño José Antonio Monago, que ya le está viendo las orejas al lobo electoral.
En fin, se verá. De momento, servidor se muda, a partir de hoy mismo,
a la crónica de esta campaña. Allí me encontrarán en las próximas
semanas. Y que Dios reparta suerte.
JLT 05/05/2015
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