El secreto fiscal es en España una garantía formal de aplicación
arbitraria. Puede protegerte, o no. Ahora, el presidente del Gobierno
asegura que sería inaceptable la publicación de la lista de los 700,
esos personajes públicos que se acogieron a la última amnistía fiscal y
lograron legalizar sus fortunas a muy bajo coste (aunque aún podrían ser
investigados sobre el origen de la pasta). O sea, los de la "repera
patatera", que dijo el desenfadado director de la Agencia Tributaria.
He leído a colegas que consideran el secreto fiscal una condición de la
democracia. Si dicho secreto --dicen-- se rompe (como en el caso de los
Pujol o de Rato... ¿o de Monedero?), las
instituciones fracasan y sus responsables quedan a la altura del betún.
La utilización discrecional de las filtraciones --reconocen-- es una
irregularidad y un evidente abuso (por supuesto el ministro Montoro
maneja el tema a su antojo). Vale. Pero esta manera de ver las cosas
chirría si la contextualizamos con la actualidad española, la que nos
abruma desde los titulares de los medios (gracias, casi siempre, a las
dichosas filtraciones... ¿cómo, si no?). Podríamos enfocar la cuestión
desde el ángulo opuesto: el secreto, en realidad, nunca es democrático.
Me canso de recordar que en Noruega (y no es el único estado que lo
hace) los datos fiscales de todos los ciudadanos son públicos y están
disponibles en la web de su Ministerio de Hacienda. Es un ejercicio
absoluto de transparencia en uno de los países cuya democracia exhibe la
mayor calidad posible en este perro mundo. Allí la corrupción es
mínima, y cada cual cumple con sus obligaciones fiscales, que por cierto
son rigurosas y muy progresivas. Es cierto que los nórdicos no parecen
tan celosos de su intimidad económica como los españoles. Pero a cambio
saben que los ricos pagan y que el sostenimiento de su inigualable
Estado del Bienestar no corre solo a cargo de los trabajadores por
cuenta ajena y autónomos asimilados.
La transparencia garantiza
la igualdad y por tanto la libertad. Gran parte de lo que ocurre en
España es consecuencia del secreto, que ampara tantos abusos.
Filtraciones incluidas.
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