A muchos no les descubriré nada al recomendar la lectura del escritor escocés Philip Kerr,
cuya serie de novelas protagonizadas por el detective Bernie Gunther
nos lleva a la Alemania anterior y posterior a la II Guerra Mundial. En
aquel ominoso momento, un antiguo oficial de la Kripo germana convertido
en investigador privado hace su trabajo rodeado de miedo y horror. El
escenario es dominado primero por el Partido Nacional-socialista (las SA
y las SS); luego llegarán la ocupación y el arranque de la guerra fría.
Lees Violetas de marzo, Pálido criminal o mi favorita, Réquiem alemán,
conteniendo un escalofrío y con la perturbadora sensación de que los
relatos, aunque estén ambientados en otra época, tienen un fondo que
acaba resultando familiar.
¿Es esta Europa, sobre la que se precipitan millones de refugiados e
inmigrantes (que huyen de guerras provocadas en buena medida desde aquí
mismo), tan distinta de aquella otra que creimos haber dejado
definitivamente atrás? ¿Qué nos evocan hoy esas imágenes de personas que
esperan un último tren en las estaciones de Macedonia, vigiladas por la
policía, desesperadas y hambrientas?
Lean a Kerr. Escucharán, por ejemplo, a un antiguo alto mando nazi,
que en la Viena del 47 espía para los americanos. Sus inquietantes
palabras les sonarán familiares.
--Estamos trabajando en un nuevo mañana --le dice al detective Gunther un personaje que tal vez sea el exjefe de la Gestapo, Heinrich Müller--.
Puede que ahora (los aliados) se hayan repartido Alemania, pero llegará
un tiempo en el que volveremos a ser una gran potencia. Una gran
potencia económica. Mientras nuestra organización trabaja al lado de los
estadounidenses para oponernos al comunismo, podremos convencerlos para
que dejen que Alemania se reconstruya. Y con nuestra industria y
nuestra tecnología lograremos lo que Hitler nunca
habría podido alcanzar (...) Los alemanes quizás no tengan el dominio
militar, pero pueden dominar económicamente. Será el marco, no la
esvástica, lo que conquistará Europa.
Sí, una novela. Escrita en 1991.
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