sábado, 1 de agosto de 2015

Ni son primarias ni se les parecen 20150801

Las primarias son la mejor forma de esponjar, democratizar y dotar de mayor punch electoral a los partidos. Se vio con toda claridad cuando una formación europea, el socialismo francés, logró rehabilitar su depreciada marca electoral ofreciendo a sus simpatizantes la posibilidad de seleccionar el candidato a la presidencia del Estado. Votaron un millón de ciudadanos, salió Hollande y siendo (como era y es) un tipo particularmente gris y difuso llegó al Elíseo en una triunfal carrera que no hubiera sido tal sin aquel arranque audaz y participativo. Luego, en España, las primarias se han convertido en una especie de obligación formal para casi todas las organizaciones políticas (empezando por quienes las rechazaban y despreciaban hace apenas un par de años). Pero, salvo en algunos casos aislados, un impulso fatal ha llevado a los aparatos de los partidos a vaciar por completo de contenido un acto que, al dar la palabra y la iniciativa a la gente, siempre comporta riesgos.

El PSOE ha flirteado con las primarias... para acabar soslayándolas en sucesivas ocasiones mediante el sencillo procedimiento de disuadir o sabotear a quien intenta presentarse contra el candidato oficial. Así, nadie disputará a Pedro Sánchez el primer lugar en las candidaturas socialistas a las próximas generales.

Otros partidos han convertido también sus primarias en meras escenificaciones. No hay candidatos alternativos, ni debates cara a cara, ni confrontación de ideas ni nada. No se vende la carrera, no hay emoción... Hasta Podemos ha ido por ahí. Parece mentira. Con un método complejo y extraño que se contradice con el sistema electoral vigente (donde se imponen listas provinciales, no una sola para toda España), los de Pablo Iglesias han fundido la selección de candidatos. Una escasa participación y muchas incógnitas sobre cómo acabarán configurándose las candidaturas definitivas (¿habrá cuneros a granel cuando los aspirantes designados elijan por qué circunscripción quieren ir?), ha malbaratado la potencialidad movilizadora de esta consulta previa.

Los yanquis son más serios.


JLT  01/08/2015

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