Las primarias son la mejor forma de esponjar, democratizar y dotar de mayor punch
electoral a los partidos. Se vio con toda claridad cuando una formación
europea, el socialismo francés, logró rehabilitar su depreciada marca
electoral ofreciendo a sus simpatizantes la posibilidad de seleccionar
el candidato a la presidencia del Estado. Votaron un millón de
ciudadanos, salió Hollande y siendo (como era y es) un
tipo particularmente gris y difuso llegó al Elíseo en una triunfal
carrera que no hubiera sido tal sin aquel arranque audaz y
participativo. Luego, en España, las primarias se han convertido en una
especie de obligación formal para casi todas las organizaciones
políticas (empezando por quienes las rechazaban y despreciaban hace
apenas un par de años). Pero, salvo en algunos casos aislados, un
impulso fatal ha llevado a los aparatos de los partidos a vaciar por
completo de contenido un acto que, al dar la palabra y la iniciativa a
la gente, siempre comporta riesgos.
El PSOE ha flirteado con las primarias... para acabar soslayándolas
en sucesivas ocasiones mediante el sencillo procedimiento de disuadir o
sabotear a quien intenta presentarse contra el candidato oficial. Así, nadie disputará a Pedro Sánchez el primer lugar en las candidaturas socialistas a las próximas generales.
Otros partidos han convertido también sus primarias en meras
escenificaciones. No hay candidatos alternativos, ni debates cara a
cara, ni confrontación de ideas ni nada. No se vende la
carrera, no hay emoción... Hasta Podemos ha ido por ahí. Parece mentira.
Con un método complejo y extraño que se contradice con el sistema
electoral vigente (donde se imponen listas provinciales, no una sola
para toda España), los de Pablo Iglesias han fundido
la selección de candidatos. Una escasa participación y muchas
incógnitas sobre cómo acabarán configurándose las candidaturas
definitivas (¿habrá cuneros a granel cuando los aspirantes designados
elijan por qué circunscripción quieren ir?), ha malbaratado la
potencialidad movilizadora de esta consulta previa.
Los yanquis son más serios.
JLT 01/08/2015
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