Obvia consecuencia del calentamiento global y la sobreexplotación, el
Segura ha caído de nuevo en el déficit hídrico. Retorna la sequía y en
todo el Levante, desde Castellón hasta Almería, la agricultura
intensiva, las ciudades, urbanizaciones, campos de golf, piscinas,
aquaparks u otras maravillas mediterráneas exigen más agua. Así que se
ha puesto en marcha el trasvase desde el alto Tajo, donde sin embargo,
en una de esas paradojas que evidencian lo absurdo de la situación, ya
hay localidades abastecidas mediante en camiones cisternas. El
presidente castellanomanchego, García-Page, ha dicho que esto no puede ser. De inmediato ha sido acusado de resucitar la guerra del agua. En los ámbitos conservadores, donde la irracionalidad hidrológica es marca de la casa, se truena contra Zapatero
por haber echado abajo el macrotrasvase del Ebro, y se recuerda que
este invierno, en poco más de dos semanas, dicho río vertió al
Mediterráneo 2.600 hectómetros cúbicos. Sí, retorna la sequía... Y
estamos en vísperas electorales. Mala coyuntura.
¿Cómo y dónde pudieron almacenarse aquellos 2.600 hectómetros
cúbicos, cuando los pantanos de la cuenca del Ebro estaban llenos?
Porque para evacuar semejante caudal hacia lugar alguno sería
preciso disponer de un canal como el de Suez. Pero en vez de aclarar tal
misterio, se evocan los recursos que se pierden en el mar, en
un argumentario trasvasista tan tramposo y tan imbécil que da grima
escucharlo otra vez. Las proclamas destinadas a presentar el agua como
un bien nacional, que debe ser compartido y redistribuido solidariamente
de norte a sur de España, son un ejercicio de demagogia y de populismo
que ha creado en la Comunidad Valenciana, Murcia y la Andalucía Oriental
un demencial equívoco. Es curioso que quienes acusan a otros (partidos
políticos) de prometer lo que no pueden cumplir, se paseen por el Segura
ofreciendo alegremente suministros ilimitados a precio tirado, algo que
jamás llegará a ser. Claro, que mientras tanto ya tenemos ahí, de
vuelta, el fantasma del trasvase. Será verdad que este país no tiene
remedio.
JLT 18/08/2015
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