Que se haya desautorizado la apertura del
colegio Ánfora en Cuarte parece lo más razonable. Una cosa de sentido
común, porque en un edificio en obras no se pueden dar clases. Eso,
dejando al margen la dudosa solidez de esta propuesta educativa y la
vinculación con la trama Púnica de la empresa promotora. La anterior
consejera de Educación, Dolores Serrat, sabrá por qué
concedió licencia al nuevo centro y le otorgó la condición de concertado
(pagado con dinero público), pero tal circunstancia solo puede ser
considerada una excentricidad. Ahora atañe a la nueva consejera
recolocar de manera adecuada a los alumnos que se inscribieron en el
Ánfora cuando había recibido luz verde.
Igual de lógica parece la opinión de Teresa Artigas,
la nueva responsable de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Zaragoza,
que da por acabados los dragados anuales (a costa de todos) del canal
que en el cauce del Ebro permite las evoluciones de los famosos
barquitos. A estas alturas es evidente que la pretendida navegación en
el tramo urbano del río fue una ocurrencia absurda vinculada al no menos
absurdo azud. El pretendido gancho turístico siempre ha tenido
problemas (cuando hay corriente, cuando sopla el viento, cuando falta
calado...) y una demanda más bien escasa. Argumentar que se trata de una
oferta capaz de atraer visitantes resulta ridículo. Otra cosa serán los
derechos de la empresa a la que se adjudicó por 25 años la explotación
de los barcos. Habrá que ver en qué condiciones se firmó aquella cesión
(otra incomprensible extravagancia).
Los actuales gobiernos (tanto en la DGA como en el Ayuntamiento de
Zaragoza y algún otro municipio) han heredado de sus predecesores cosas y proyectos
absolutamente inviables. Revertirlos no va a ser fácil en algunos casos
(por ejemplo, no parece factible echar atrás esa anomalía urbanística
llamada Arcosur), pero donde se pueda, donde no resulte muy gravoso ni
lesivo, lo mejor es poner punto final a iniciativas dudosas o que llevan
años costándonos dinero a cambio de casi nada. Lo que no puede ser no
puede ser, y además es imposible.
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