La concesión de un puesto en el Senado a los expresidentes aragoneses Rudi e Iglesias
(la primera se estrena, el segundo repite) ha causado en muchos una
reacción que podría ser de desaliento o aburrimiento o quizás mera
indiferencia. Al mismo tiempo, el nuevo Gobierno de Aragón reubicaba en
cargos de segunda línea (secretarías generales técnicas, direcciones
generales y similares) a personajes habituales en tales cometidos,
alguno de los cuales incluso podrá presumir de haberse mantenido a flote
legislatura tras legislaturas, con independencia de que gobernasen unos
u otros. Sumemos a ello la permanencia de otras figuras que se suponía
amortizadas (por haber cosechado notorios fracasos electorales), y de
propina las dudas que suscita la capacidad objetiva de algunos de los
políticos noveles recién estrenados en puestos de gobierno o
representación.
Claro, hablar mal de estos personajes es muy fácil, pero resulta
mucho más complejo averiguar por qué están ahí. ¿No hay otros? ¿Es la
vida pública un coto cerrado en el que no entra quien no forma parte de
algún grupo de presión o camarilla? ¿Se ha generalizado el vicio de
protestar contra los políticos, pero luego casi nadie quiere dar un paso
adelante y comprometerse con la comunidad?
Probablemente todo se mezcla. Vista la situación, uno podría llegar a
pensar que quienes nos representan (por democrática elección) son lo
mejor que hay, lo único posible, la consecuencia inevitable de ese
clamoroso absentismo político de que hacemos gala los españoles en
general y los aragoneses en particular. No nos asociamos, no nos
afiliamos, no cotizamos, no nos reunimos... El problema afecta a una
sociedad civil tan desorganizada y apática que resulta casi imposible
establecer a partir de ella mecanismos de auténtica participación
ciudadana. Supongan ustedes que éste o aquél gobierno quiere dar la
palabra a la ciudadanía. ¿A quién llaman? ¿A patronales, sindicatos,
asociaciones de vecinos y otras entidades cuasifantasmas? ¿A esas
asambleas abiertas que acaban reuniendo a cuatro gatos?
No vale solo con renegar.
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