Si ustedes siguen el discurso
numerológico del Gobierno central y del PP, habrán captado su
sistemática falsedad esencial... salvo que hayan decidido taparse los
ojos y la nariz y darlo por bueno. Podría pensarse que la aritmética es
en sí misma un método expositivo que garantiza la verdad. Pero, claro,
tras la invención de la ingeniería financiera, la corrección de
balances, los malabares estadísticos y los presupuestos-ficción, lo
mejor es dudar por sistema de lo que nos cuentan. Ahí está Rajoy sacándose optimismo de la chistera, y ahora Montoro,
con su retranca contable. Los gobiernos de las instituciones españolas
han acreditado de tal manera su vocación de falsarios sin vergüenza
(fuesen peperos, sociatas o nacionalistas periféricos) que ante ellos
solo cabe la incredulidad sistemática. Yo ya dudo incluso del Instituto
Nacional de Estadística o del Centro de Investigaciones Sociológicas.
Por si acaso.
De los Presupuestos del Estado, elaborados con obvia intención
electoralista qué les voy a decir. ¿Son unos presupuestos sociales? Pues
no más que los del 2015, incluso un pelín menos (el 53,5%, los
próximos; el 53,9%, los actuales). ¿Se nota en ellos el presunto avance
del empleo? Apenas nada, porque los puestos de trabajo que se crean son
precarios, a tiempo parcial y muy mal pagados (vamos, una mierda) por lo
cual el déficit recurrente de la Seguridad Social no se reduce y del
fondo de reserva cada vez queda menos. Lo único positivo es que bajan
los intereses de la deuda (que sin embargo ha crecido sin parar) y queda
un margen (8.000 millones) para cubrir el abultado déficit público.
De Aragón, ya se sabe. Desde 2008, los Presupuestos Generales han ido
reduciendo sus inversiones en esta comunidad. La caída ha sido
tremenda, del 70%. Ahora nos dicen que en el 2016 dichas inversiones
subirán el 7% sobre las del ejercicio en curso (cuando tocaron fondo con
una cantidad miserable). Pura prestidigitación numérica: en ellas se
vuelven a incluir partidas que llevan apareciendo en los últimos años
pero que jamás se ejecutan. Son lo más sangrante de esta chapucera
mentira.
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