Las
encuestas no solo detectan el ascenso de Podemos, también la escasa
(por no decir nula) credibilidad que le merecen a la opinión pública las
propuestas regeneradoras elaboradas por los grandes partidos. Normal.
Este fin de semana, la presidenta Rudi presentó a los suyos un
catálogo de medidas para luchar contra la corrupción y darle un nuevo
brillo a la política y a esas instituciones acosadas hoy por la
desconfianza ciudadana. Pues bien, una somera lectura de dichas medidas
indica que muchas de ellas nada tienen que ver con regeneración alguna, y
las que sí guardan alguna relación son muy básicas y están superadas
por la propia realidad.
Eliminar la jornada de reflexión, permitir publicar encuestas en los últimos cinco días de campaña, examinar
a los candidatos a dirigir organismos previstos en el Estatuto,
desbloquear las candidaturas... son opciones que pueden gustar más o
menos, pero no van a regenerar absolutamente nada. Limitar el mandato
del Justicia y del jefe de la Cámara de Cuentas (que seguirán siendo
elegidos por los partidos a través de las Cortes) tampoco garantiza
mejora alguna en el control de abusos y mangoneos. Apartar de su
responsabilidad a los cargos que afronten juicio oral por corrupción,
inhabilitar de por vida a los que fuesen condenados o privar
(temporalmente) de ayudas públicas a los partidos financiados
ilegalmente son cosas tan de cajón, tan elementales que poco entusiasmo
han de provocar a estas alturas de la vida. ¿Publicar el presupuesto
anual de los partidos y sus cuentas? Claro, hombre. ¿Y de las cajas b
quién dará cuenta?
¿Y la transparencia en los actos
administrativos?, ¿y el control de los mecanismos para adjudicar
concesiones y contratas?, ¿y el reconocimiento de organismos
independientes que den la réplica a los actos políticos ejecutivos?...
Bueno, y en cuanto a reducir el número de diputados en las Cortes, tal
vez permita algún ahorro en el gasto (poquita cosa, en todo caso), pero
será a costa de alterar a peor la representación del electorado. Total,
que esto no se lo cree nadie... Ni siquiera quienes lo han inventado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario