El paisaje sigue repleto de interrogantes, que ya no solo tienen que
ver con los resultados sino con otras cuestiones. Por ejemplo quién fue,
o no, culpable de haber impedido el pacto tras el 20-D. O cómo y por
qué alguien le abrió a Podemos esa puerta por la que ha entrado
en la política española cual tremendo vendaval. Ahora, por cierto, todos
los demás partidos parecen obsesionados con la coalición que lideran
Iglesias, Garzón, Colau y Oltra (entre otros). Ayer, en los telediarios
de TVE, Rajoy, Sánchez, Rivera y Homs, el de Convergencia, se relevaban
en los espacios de información electoral (siempre según las
instrucciones de la Junta Electoral Central) sin hablar de otra cosa que
de la maldición podemista. Atraídos como polillas por la luz, todos los
portavoces e intelectuales orgánicos del Sistema van y vienen en torno a
cada uno de los mensajes provocadores e impactantes que salen de la
boca del Coletas. Lakoff, el gran gurú de la comunicación política, les reprendería: "¡No penséis en un bolivariano!".
Repartiendo las culpas
La culpa de que no fuera posible algún tipo de pacto tras el 20-D ha
quedado sin atribuir, o en todo caso no ha derivado ni en premio para
los que lo intentaron más ni en castigo para quienes lo intentaron
menos. PSOE y Ciudadanos fiaban mucho a las recompensas que, en buena
lógica, merecía su histórico acuerdo. Pero los sondeos no
detectan nada de eso, más bien al contrario. Cabe suponer que la mayoría
de los electores valoraban más la firmeza poselectoral de sus líderes
que el afán de estos por converger en arreglos de dudoso contenido. De
hecho, los partidos, incluido el PSOE de Pedro Sánchez, han dejado de
agitar el argumento de los seis meses perdidos. Solo Mariano Rajoy y los
suyos insisten en que es urgente cerrar el paréntesis y contar con un
gobierno plenamente ejecutivo. Un gobierno del PP, claro.
Otro argumento arrojadizo se refiere a la apabullante presencia de
Unidos Podemos en esta partida a cuatro. ¿Quién abrió la puerta a esta
pandilla de advenedizos capaces de vender ejemplares de su programa o
apelar al patriotismo mientras defienden un referéndum en Cataluña
(ayer, multitudinario mitin de Iglesias en Barcelona)? Existen dos
respuestas radicalmente contrarias. Una, la del PP y sus correas de
transmisión mediática, descarga la culpa sobre el PSOE, incapaz de
sustraerse a la mirada fascinante de la cobra. Albiol, el líder
conservador catalán, lo ha proclamado expresamente: "Los socialistas han
allanado el camino al populismo". Otros conmilitones suyos van más
lejos y ven en los podemistas una perversa continuación del zapaterismo
bajo distinta marca. Pero hay otro enfoque, de acuerdo con el cual el
primer empujón lo dio el mismísimo PP, deseoso de fracturar la izquierda
y achicarle espacios al PSOE para acabar con él de manera definitiva.
Eso... y las televisiones, capaces de poner en pantalla cualquier cosa o
personaje que atraiga audiencia.
Preparando el debate
Hoy, los cabeza de lista empiezan a concentrarse para el debate de
mañana. Al encuentro se le da cada vez más importancia. Y se supone que
unos y otros han tomado nota de lo que puede pasar embarcando en este
tipo de desafíos a alguien que no está bien entrenado o no tiene
habilidad retórica. Se va a debatir cuando todos los argumentarios ya
están resobados. Sin que pueda predecirse si en el plató montado por la
Academia de Televisión la pelea alineará a todos contra Rajoy o, como
pasa hasta ahora, todos contra Iglesias. En estos casos, nunca se sabe.
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