Cuando escribo estas líneas salta al campo la Selección Española de
Fútbol, y tengo la impresión de que la eventual victoria de nuestros
futbolistas es la única salida inmediata que les queda a las gentes del
sistema, empezando por el ínclito presidente Rajoy. Porque todo
lo demás está patas arriba, total y definitivamente. Peor aún: el
guirigay de declaraciones diarias en Madrid, Bruselas y Berlín refleja
no sólo la gravedad de la situación sino el pitorreo que se traen entre
manos nuestros supuestos líderes. Desde el sábado pasado, cuando
Marianico El Listo salió presumiendo de chulo (luego incluso recibiría, junto a Guindos,
la felicitación del Rey), hasta el cierre de los mercados en la tarde
de ayer con el bono español batiendo récords, se han sucedido las
declaraciones contradictorias, los enfados, las mentiras, las
distracciones, los chantajes y las putadas. Ya no queda otro alivio que
ganar la Eurocopa.
Es curioso comprobar cómo el PP recibe ahora el impacto de los boomerang
que lanzó con toda su alma durante los años de oposición. Aquellos
polvetes retóricos son hoy peligrosos lodos. Los coches oficiales y sus
chóferes, los asesores, el amiguismo, la frivolité... todas las
prebendas del poder y todos los efectos de la crisis llegan ahora,
cortando el aire. ¿Van a pie los jefes de la derecha? ¿Han renunciado a
colocar a sus próximos a costa del contribuyente? ¿Ya no están rodeados
de una espesa nube de asistentes, consejeros y expertos? ¿Se ha
encendido la luz mostrando el final del túnel o es el faro de una
locomotora que carga sobre nosotros? ¿Y la confianza que íbamos a
transmitir a los mercados? ¿Y el apoyo de la Europa conservadora? ¿Y el
maravilloso efecto de las reformas? ¡Ay, amigos, qué bien se vivía
contra Zapatero y qué jorobada está la cosa ahora mismo!
Los gobiernos (el de España como el de Aragón) van de cráneo. No
entienden por qué no se abre para ellos la puerta de salida ni por qué
la ciudadanía les protesta los recortes. Lo pasan mal (véase la carica
con la que fue Rudi a entrevistarse con los mineros). Pero, mira, España acaba de meterle un gol a Irlanda. Alabado sea Dios.
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