Será el calor, será la naturaleza de los acontecimientos que nos toca
vivir, será que llevo mogollón de días seguidos dándole a la pianola...
el caso es que ya me está pasando otra vez lo de siempre: me pongo al
ordenador, ausculto la actualidad (más o menos), busco temas y de
inmediato me va ganando una doble sensación. Por una parte me entra la
risa histérica y por otra una especie de cabreo impropio de quien debe
analizar objetivamente lo que sucede. O sea, que necesito unas
vacaciones.
Cuando escribo estas líneas me estoy sometiendo a la
mejor terapia posible: escucho el informativo vespertino de Aragón TV.
Pues oigan, ni siquiera esa fina y templadita ducha de imparable
optimismo, suave buenismo y aterciopelado positivismo me acaba de
componer. Mala señal, muy mala. Oigo hablar a los consejeros del
Gobierno aragonés, escucho la habitual ración de loas al Compromiso de
Caspe (considerado hoy un adelantado ejercicio de consenso y sentido de
Estado, cuando fue un acuerdo entre poderosos a espaldas del pueblo
llano), aparecen los ministros del Gobierno de España echando su cuarto a
espadas... y se me va la cabeza. Sólo me ha faltado el mano a mano
entre Zapatero y el cardenal Cañizares. (con Iglesias llevando la custodia).
Ya no me hacen gracia los chistes sobre el apellido (Mato)
de la ministra de Sanidad. Tampoco las cínicas bromas relativas a la
posibilidad de que el medicamentazo y la paulatina devaluación de la
sanidad pública devuelvan la sostenibilidad al sistema de pensiones al
rebajar de manera acelerada la expectativa de vida de los españoles. Ni
siquiera me emocionan el triunfal paseo de la selección de fútbol y las
gloriosas expectativas que rodean al partido de mañana.
Ya sé que
irse de viaje no es la solución. Admito asimismo que en este tórrido
verano no habrá tregua ni reposo ni piedad. Es seguro que los grandes
jefes (los políticos y los otros) aprovecharán la canícula para
apretarnos (¡aún más!) las clavijas. Pero, amigos, yo me abro una
temporadita. Vuelvo en un par de semanas (¡qué remedio!). No me olviden
No hay comentarios:
Publicar un comentario