Ayer era noticia que el Gobierno de Aragón instaba al Ayuntamiento de Zaragoza a pagarle el peaje a Ryanair para que dicha empresa mantenga los vuelos desde la capital de la Tierra Noble. Pero los responsables del municipio replicaban al Pignatellí que ellos le pasarían el sobre a la compañía low cost cuando el propio Ejecutivo autónomo les abonara lo que a su vez les debe. Un toma y daca diabólico. ¿Quién debe a quién?, ¿quién ha de pagarle antes a quién? Estos barullos recuerdan un bisneo ente narcos. O sea, cuando el que trae la farlopa le dice al otro "enséñame la guita", el aludido le replica "muéstrame tú la mercancía"... y enseguida empieza el tiroteo.
Aragón y España entera estamos al borde del tremendo delirio. Yo, se lo juro, cada vez entiendo menos al personal. Los políticos son de traca, y quienes les atacan desde posiciones neofachas son de maraca. Leo comentarios internáuticos contra los profes movilizados, en los que gente incapaz de escribir hacer con h y echar sin ella cuentan lo bien que les enseñaron a ellos en los tiempos del Caudillo. Escucho a mis convecinos más absentistas y desmovilizados criticar ferozmente a los sindicalistas, como si en este mundo traidor y en crisis los banqueros, patronos, directivos, ejecutivos, marioscondes o ruicesmateos no existiesen o fuesen unos benditos. Me subo al tranvía, compruebo una vez más la excelencia de un medio de transporte rápido, fiable, sostenible, cómodo y seguro, y después he de escuchar a la Zaragoza de orden abominar de tal invento como si todavía estuviésemos en los terribles Sesenta. Me agoto.
Han llegado las cosas tan lejos que los teóricos del madridismo militante (hablo ahora de fútbol) toman distancias de Mourinho porque empieza a darles miedo. Pero la presidenta Aguirre propone volver a los tiempos en que la enseñanza gratuita apenas abarcaba más allá de leer, escribir y las cuatro reglas sin que la indignación colme este pobre país ("se refería a los masters", dicen ahora en el PP tomándonos ya por tontos del culo).
Todo esto es excesivo, extenuante e insoportable. Y, queridos, la culpa no sólo es de los políticos. Qué va.
J. L. Trasobares/El Periódico de Aragón/miércoles 21.09.2011
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