El acuerdo electoral entre CHA e IU está casi hecho, lo cual no deja de tener su aquél porque hasta hace muy poco ambas formaciones se miraban de reojo con cordial enemistad. Esta confluencia resuelve una necesidad evidente (en lo práctico) y abre (de forma muy tímida) una perspectiva unitaria que agrupará un poquito a las izquierdas para afrontar la enorme y triunfal ofensiva de la derecha. En todo caso, si la cosa acaba de cuajar, va a ser la novedad de la campaña. Algo es algo.
IU y CHA se han esforzado lo suyo, aunque quizás se hayan dejado por el camino lo mejor: un amplio proceso unitario que se abriera generosamente y sin complejos a toda la izquierda, a los progresistas desencantados y despistados, a los movimientos sociales, a los quincemayistas, a quienes reclaman una renovación política radical... O sea, ir más lejos del horizonte orgánico para optimizar la recogida de votos y, sobre todo, abrir espacio más allá del bipartidismo. ¿Era mucho pedir? Probablemente. El grupo de independientes que lanzaron el primer (y hasta cierto punto fructífero) llamamiento a la unidad han convocado hoy (Centro de Historia de Zaragoza, siete de la tarde) una asamblea ciudadana para informar de la situación y analizarla. ¿Tendrá proyección estratégica su propuesta más allá de la jornada electoral? Ésa es la cuestión, pues todo indica que tras el 20-N la política española entrará en una nueva etapa, la Transición quedará por fin atrás, el PSOE se sumirá en una crisis profunda y, con él, todo el espacio progresista deberá recolocarse en el fondo y en la forma.
Por lo demás, la suerte está echada. Los dos grandes partidos presentan candidaturas carentes de todo atractivo. El PP exhibe como mascarón de proa en Zaragoza a un manifiesto cunero, Baudilio Tomé, a quién ya tiraron en paracaídas hace cuatro años y cuya actuación como diputado aragonés ha pasado estupendamente desapercibida. El PSOE replica con Pilar Alegría, gran promesa (dicen) del socialismo tierranoblense, aunque ignoremos sus ideas, su discurso y sus habilidades. Todo es puro aparato, rutina electoral. Pasaremos de votar marcas a votar nebulosas, suposiciones, barruntos.
J. L. Trasobares/El Periódico de Aragón/miércoles 28.09.2011
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