Que la Bolsa se pegue otro batacazo y la prima de riesgo vuelva a batir récords es mala señal, pero a mí, se lo juro, aún me agobia más saber que, por vez primera en treinta años, España reducirá sus inversiones en Educación. Entre pitos y flautas están siendo amortizadas doce mil o trece mil plazas de profesores en todo el país, lo cual no sólo tendrá como consecuencia incrementar en varias comunidades las horas lectivas o eliminar las tutorías, sino que dejará en el aire las sustituciones, los apoyos y las actividades extraescolares. O sea, que cuando nos prometen que los servicios públicos se van a salvar de la quema, nanay.
En Aragón, de momento, la cosa va suave (ya veremos cuando llegue el recorte del 10%), pero el comienzo del año escolar está siendo de traca, no por los recortes sino por la dejadez gubernamental. Se ha oído hablar de directores descargando y montando muebles en su colegio para que estuviese listo. Las obras en varios centros se han solapado con la apertura de las aulas. Se ha producido un inaudito relevo en masa de las auxiliares de infantil a cargo de la nueva concesionaria, que ha dejado fuera de juego a profesionales con años de experiencia. En Huesca, por no haber, no había ni director/a provincial y no se dictaron instrucciones de inicio de curso. Mas tampoco se han perdido nada los docentes oscenses. En Zaragoza sí han sido emitidas dichas instrucciones, pero en vez de ser un documento técnico coherente como era habitual han evolucionado hacia una especie de declaración de buenas intenciones teñida de ideología conservadora. Bueno, no quiero acoquinarles más ni ponerme en plan destructivo, pero en el Pignatelli (y no sólo en el Departamento de Educación, Cultura, Universidad y Deportes) tendrían que ponerse a currar en serio, porque los famosos cien días se les van a pasar entre el aterrizaje, el veraneo, el retorno y el enterarse de lo que hay.
El PP (y el PAR, que ha llegado sin haberse ido) ha cogido un Gobierno que llevaba ya varios ejercicios tirando de inercia. Ojo no pretenda la derecha ir también a rebufo limitándose a protestar por la herencia recibida. Porque entonces vamos listos.
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