Mientras las encuestas auguran un 20-N de récords (el PP batirá por lo alto la marca de Aznar y el PSOE triturará por lo bajo la de Almunia), Rajoy asciende al poder por pura levitación, sin esfuerzo alguno. Es más, cabe la duda de si Zapatero gobierna todavía o ya ha sido sustituido por su oponente. La semana pasada, ante la ONU, la ministra española de Asuntos Exteriores se refirió a la causa palestina en unos términos que parecían dictados por un Gabinete del PP. La derecha gobierna España por abandono del adversario. Aquí, en Zaragoza, el socialista Lambán todavía recitaba ese mantra según el cual queda margen hasta el día de las elecciones para que se produzca algún prodigioso deus ex machina que salve al PSOE del desastre total (Rubalcaba dice lo mismo), pero Aragón y España entera (o casi) están ya en la onda conservadora. Da la sensación de que el futuro se ha anticipado sin remedio y quienes pretenden sostenerse todavía en la vieja lógica temporal hablan desde el pasado intentando aferrarse a un presente superado por la realidad percibida.
Transitar desde ahora al 20 de noviembre va a ser un ejercicio tedioso, inútil. PSOE y PP-PAR han confeccionado o están confeccionando sus candidaturas como quien cumple un ritual rutinario, ajenos a cualquier pasión o entusiasmo. Da lo mismo quién esté o no esté en las papeletas porque, en cualquier caso, la suerte parece echada y sólo queda algún fleco suelto, alguna ocasión para el suspense; por ejemplo si Belloch conseguirá ser senador (habida cuenta de que para ello la gente habrá de poner ex profeso la crucecita junto a su nombre) o si Membrado logrará acta de diputado (dado que le han bajado al remoto tercer puesto de la lista de su partido por Zaragoza).
El PP gobierna y ensaya suspensiones de pago en Castilla-La Mancha o prueba en Aragón cómo gestionar la cosa pública sin tomarse molestia alguna. Tan claro está todo, que ni un solo multimillonario español se ha creído obligado (siquiera fuese por quedar bien) a seguir el ejemplo de los ricachones norteamericanos europeos y pedir un poquito de caña fiscal. Para qué si ya está todo el pescado vendido.
J. L. Trasobares/El Periódico de Aragón/martes 27.09.2011
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