Horas después de su nombramiento, cuando ni siquiera había tenido
tiempo de organizar su propio equipo y cubrir las vacantes en el
Departamento, el nuevo consejero aragonés de Sanidad tuvo que ir y venir
presuroso, tapando sobre la marcha las más evidentes vías de agua
dejadas ahí por su predecesor: un centro de Salud sin refrigeración
donde ya era imposible pasar consulta, el Servet sin camas en
Psiquiatría para agudos... Pero el baile apenas ha comenzado. Por
fortuna, Sebastián Chano Celaya es un veterano del Salud,
un profesional especializado como médico y como gestor. Conoce el paño,
cree en la sanidad pública y tiene la suficiente empatía como para ser
la contrafigura de Ricardo Oliván, que carecía por completo de
las virtudes enumeradas. Eso sí, aquél hereda de este último no ya un
déficit (que también) o facturas sin pagar (que por supuesto), sino un
panorama desastroso, un terreno arrasado por los recortes y las
insensateces del consejero-Atila, que fue (junto a Dolores Serrat) lo más destructivo del terrorífico Gabinete Rudi.
Conste que a mí no me gusta hablar de herencias ni justificar a los
actuales por los anteriores. Pero en estos momentos no cabe soslayar el
daño producido durante los últimos cuatro años en la administración
autónoma. Un daño, por cierto, que se ha prolongado hasta el último
segundo. Mediante una perfecta mezcla de indolencia, vagancia,
ineficiencia y voluntad ultraliberal, el Gobierno PP-PAR ha procurado desguazar todo lo bueno que dejó tras de sí el Marcelinato
(que no fue poco, sobre todo en materia de servicios básicos),
apuntalar lo malo y sostener bajo cuerda el viejo y perverso amiguismo y
clientelismo en nombramientos, adjudicaciones y otras mercedes. Todo
ello sin cumplir con el déficit ni poner freno al incremento de la
deuda. Tiene mérito, sí.
No creo que Lambán y los suyos
puedan poner en orden el Pignatelli en cien días... ni antes del 2016.
Pero ése es ahora su deber: priorizar los objetivos, trabajar mucho,
acertar y no parapetarse tras las abundantes excusas que les brindan
aquellos a quienes relevan. Los hunos ya son historia.
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