La gente más politizada anda revuelta. En los ambientes de derechas,
unos se mantienen en la onda del PP pero otros se han pasado a
Ciudadanos (Albert Rivera les encandila con su discurso hipercentrista y megaconciliador). La confrontación entre conservadores duros y liberales renovados,
se produce tras una ruptura que es cultural, generacional y conceptual.
Así, familias de orden que hasta la fecha eran un modelo de coherencia
interna se han sumido en la disensión y el recelo. Por eso Mariano Rajoy
se echó el sábado a la carretera y las calles para conectar con los
suyos y evitar que se vuelvan respondones, reformistas, laicistas,
modernos y capaces incluso (¡oh, insoportable locura juvenil!) de pactar
con el PSOE, que ya es el colmo.
En las izquierdas, ni les
cuento. Donde era habitual un amable compadreo progresista reina hoy la
división y el debate. Partidarios de remitirse a la lógica de la
socialdemocracia oficial (ahora lanzada por el sendero de lo transversal) discuten sin descanso con los seducidos por el podemismo. Aquellos ven en Pedro Sánchez
el adalid de un nuevo centro-centro (feliz síntesis pactada entre el
centro-derecha y el centro-izquierda) cuyo programa sería la única
fórmula posible para combinar la ortodoxia fiscal y financiera que
receta Europa con los matices sociales propios de un Estado del
Bienestar puesto al día. Los alternativos, por su parte, reclaman airados la reconstrucción del bloque de izquierdas, con su programa de izquierdas, su gobierno plural de izquierdas y todo el argumentario de las izquierdas . ¡Y eso que Pablo Iglesias
proclamaba no hace mucho el fin de las etiquetas ideológicas al uso! Si
encima anda por allí algún simpatizante de IU o de CHA, el lío alcanza
una maravillosa condición poliédrica.
Conozco una pareja donde
ella y él polemizan constantemente con singular denuedo, enredados en un
duelo retórico que les tiene enganchados como un auténtico vicio.
Así que, por favor, arréglense los jefes antes de que esto degenere. A
ver si vuelve la calma. Porque seguir en este plan hasta el 26 de junio
puede ser muy duro. No sé si lo podré resistir.
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