Les juro que yo quería hacer hoy un paréntesis y escribir sobre cosas
agradables y positivas. De la entrega de los Premios Cálamo en su XV
edición, por ejemplo: un acto que cada año auspicia el encuentro de
libreros, editores, autores y lectores en una magnífica velada. O del
XVII Congreso de Periodismo Digital que se desarrollará la semana
próxima en Huesca, con asistencia de famosos periodistas españoles y
extranjeros. A la postre, premios y congreso son eventos veteranos y
relevantes organizados desde la sociedad civil, que le dan mucho lustre a
esta Tierra Noble, cuestan poco dinero a sus patrocinadores
institucionales y nos permiten (a los aragoneses) demostrar al resto del
mundo y demostrarnos a nosotros mismos que somos algo más que un
inmenso territorio semivacío y semiolvidado por el resto de España. Se
supone que es en este tipo de cosas (una fiesta de la literatura, un
foro periodístico de alto nivel) donde mejor encaja la supuesta virtud
ciudadana de la autoestima. Sí, aquella que tanto nos recomendaba el que
fuera presidente de la DGA, Marcelino Iglesias. Y hablando del Rey de Roma...
En tiempos de la gran estabilidad, la autoestima se compraba a
sobreprecio y la servían al pueblo tierranoblense emplatada en enormes
proyectos públicos o público-privados, que luego funcionaban o no, pero
siempre salían por un pico. De aquellos polvos han venido los lodos
actuales, cuando Plaza (iniciativa, por otra parte, interesante,
necesaria y merecedora de mejor gestión) es objeto de un monumental
proceso con 25 encausados, a quienes se acusa de defraudar 147,3
millones de euros. Ahí está pillado, como máximo responsable político, Carlos Escó. Fue uno de los hombres fuertes del Marcelinato.
Ahora es carne de banquillo. Su implicación pone en la picota
retroactiva una época que teníamos por la más provechosa para el Aragón
autónomo, cuestiona el legado de Iglesias y deja claro que el PSOE ha
tenido un lado oscuro y sucio. Y no sólo en Andalucía.
Plaza aún dará mucho que hablar. De momento, ha roto el encanto del
fin de semana. Pero no es el único marrón que tenemos entre manos. Qué
va. Recuerden que los paros en los autobuses de Zaragoza llegan ya a su
tercer mes. Y nadie prevé que dirección y comité vayan a compadecerse
del vecindario. Ni la una ni el otro están a la altura del servicio
público que deberían prestar. Cabe suponer que, a estas alturas, Santisteve y su equipo (porque ZeC es un equipo, ¿no?) habrán entendido que Anadón y los duros de la CUT no son amigos sino todo lo contrario. Maquiavelo (tan citado por Iglesias, el jefe de Podemos) recomienda al gobernante, antes que nada, determinar con claridad quiénes son los suyos. Si no... mal rollo. Como estamos comprobando.
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