Muchos españoles querrían saber cómo ha sido exactamente el desplome
del tema financiero. No sólo por morbo, ansias de venganza, voluntad
democrática o sublimación ética, sino porque asuntos como el de Bankia
apestan a delito y algunos aún somos partidarios de que no haya paz para
los malvados. Sin embargo, Goirigoizarri ha dicho que es preciso
mirar al futuro y correr un tupido velo sobre el pasado. Tiene lógica:
si se ha sacralizado el olvido de los crímenes del franquismo, ¿por qué
no darle cuerda a la amnesia y que alcance hasta ayer mismo? Así, este
recurso a la desmemoria permitirá mantener en una bendita impunidad
cualesquiera yerros o canalladas que pudieran haberse cometido.
Sin un relato coherente de lo ocurrido en este país, no hay porvenir
razonable. La ciudadanía tiene derecho a saber. Por ejemplo, si Bankia
declaró en el pasado ejercicio trescientos y pico millones de beneficio
cuando tenía más de tres mil millones de pérdidas, ¿quién falseó la
contabilidad?, ¿qué papel jugó la consultora Deloitte en esta tramposa
operación? Pero hay más: ¿de dónde saldrán los veintitantos mil millones
que necesita Bankia y los treinta mil que requieren otros bancos y
cajas arruinados por sus gestores?, ¿cómo tiene el presidente Rajoy la cara de asegurar que semejantes cantidades no agravarán la deuda pública?
No sabemos nada aunque podemos suponerlo todo. El tal Goirigoizarri
preside Bankia sin que sepamos quién respalda exactamente su
nombramiento, pues fue formalmente designado por un consejo de
administración que hoy está dimitido. ¿Es el nacionalizador o el
nacionalizado? ¿Actúa informalmente por cuenta del Gobierno o sirve los intereses de Botín y González?
Es imprescindible averiguar el quién y el por qué de muchos sucedidos.
¿Qué le pagamos exactamente los contribuyentes al orondo y piadosísimo
juez Dívar? ¿Es cierto, o no, que no sólo financiamos sus
escapaditas a Puerto Banús sino también alguna visita a notables
santuarios marianos? Mira, esto tendría cierta lógica. El presidente del
CGPJ y del Tribunal Supremo habría logrado así hacer doblete: gratis el
pecadillo, gratis la penitencia. Soberbio.
JOSÉ LUIS Trasobares 29/05/2012
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