Empieza a darme pena Rajoy. Ha perdido la invulnerabilidad y
cualquier comentarista puede arremeter contra él. De hecho, las más
finas plumas y los picos más dorados de la derecha mediática ya le
arrean sin compasión. El pobre hombre ha descendido en cuatro días a la
altura de su predecesor, Zapatero; o sea, lo más bajo que puede caer un presidente del Gobierno.
A don Mariano solo le queda lo que siempre tuvo: un
imaginario-argumentario perfectamente conservador, una impecable actitud
reaccionaria. Por eso él y los suyos, agobiados por la gestión de una
cosa pública que no hay manera de enderezar, se amparan en el
finisecular discurso de la gente de orden. Cada vez que le pegan un
sablazo a la sanidad, a la educación o a lo que toque acunan el
subconsciente de la ciudadanía asegurando que el recorte no es tal sino
un ahorro, una mejora, una medida destinada, por ejemplo, a evitar
abusos.
¿Que plantean eliminar el servicio de ambulancias y taxis
para los enfermos tratados con quimioterapia o diálisis? Enseguida
encuentran justificación: hay que cortar por lo sano el cachondeo de los
pacientes abusones que sin necesidad exigen transporte para irse
y venirse de casa al hospital y del hospital a casa. Y similares
excusas sirven para dejar sin cobertura sanitaria a los inmigrantes, o
para reducir las becas, eliminar la sustitución de los profesores que
están de baja y reducir a la nada los derechos consagrados por la Ley de
Dependencia.
Vale, abusos sí los hay; aunque no sean tantos ni
de tanta cuantía como se da a entender. Ahora bien, la solución no puede
consistir en cortar por lo sano y poner fin a prestaciones
imprescindibles para mantener el equilibrio social. Se lo explico de
otra manera: es sabido que El Corte Inglés tiene cada año un margen
significativo de pérdidas por hurtos y escamoteos. Pese a lo cual no
cierra, ¿verdad? En vez de ello mejora constantemente sus sistemas de
seguridad y (al igual que otros grandes comercios) prorratea el valor de
lo que va a ser robado en el precio del género puesto a la venta. Es
tan sencillo como eso. Pero Rajoy, claro, no quiere enterarse. Qué
calamidad.
JOSÉ LUIS Trasobares 02/05/2012
No es un buen ejemplo el de El Corte Inglés. El Corte Inglés, excelente en otras épocas, se mantiene porque una generación de trasnochadas marujas cree que en otros almacenes no te devuelven el dinero si tienes problemas o que no puedes pagar con otra tarjeta que no sea la del Corte. Fuera de esa generación de trasnochados "abuelos" sólo hay 100.000 trabajadores alienados, incapaces de ver el resto de los colores del arco iris. Para ellos el mundo,o es verde, o no es mundo. Una pena. ¿Que Rajoy recorta? sin duda. Pero creo que tenemos un Gobierno que piensa en el medio-largo plazo y que, seguro, nos saca del bache. Un gobierno de excelentes profesionales jóvenes, con ideas. Ojalá, el Corte Inglés tuviera un excelente equipo "JOVEN Y CON IDEAS" en el Consejo: posiblemente a medio-largo plazo,simplemente sobreviviría.
ResponderEliminarun gobierno de mentirosos y farsantes que se van a cargar la clase media y cuando ello suceda ¿quien pagará los impuestos? ¿los vagabundos? Rajoy miente como un bellaco y produce inseguridad social y economica
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