La historia de la última implantación industrial en Motorland es tan
curiosa como extraordinaria. Resulta que una firma denominada
Víctor&Vicente (tomen nota, ¿eh?) va a producir automóviles
eléctricos en una nave de 2.000 metros cuadrados con una plantilla
inicial de 11 trabajadores, que llegarían a ser 60 a lo largo del año
(impresionante, ¿no?). Su modelo inicial es un urbano, del que ha
ofrecido una recreación virtual bastante elemental (por decirlo
amablemente). Asegura que también hará un cinco plazas y un monovolumen.
Pero, ¡ay!, ya debe salarios a empleados anteriores ante cuyas
reclamaciones se ha declarado insolvente. ¿Les suena?
La DGA,
ansiosa por demostrar que Motorland es algo más que un pozo sin fondo,
ha comprado el presunto coche eléctrico otorgando subvenciones a
Víctor&Vicente, al igual que el Ejecutivo central. Ahí va la pasta
(aunque nadie quiere decir cuánta)... que luego falta en colegios y
hospitales. Así, amigos míos, no se gestiona la cosa pública. Sería
menester un poco más de seriedad, transparencia y sentido común. Si no
es mucho pedir.
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