La dirección socialista aprobó el reglamento para sus primarias con
un entusiasmo relativo y procurando no abrir la mano tanto que se le
pudiese escapar el control de los acontecimientos. Es normal hasta
cierto punto. Imaginar a los partidos españoles abriéndose como una flor
después de decenios cerrados como una nuez en su cáscara, no deja de
ser bastante ingenuo. En todo caso, el PSOE es la primera formación
política relevante que se lanza a designar sus candidatos (sólo los
aspirantes a presidir el Gobierno de España o las comunidades autónomas)
consultando previamente a militantes y simpatizantes. Conste que otras
fuerzas minoritarias también están en ello, aunque su gesto no tenga de
momento mayor relevancia.
Imaginar un futuro en el que las
candidaturas surjan a partir de procesos de selección abiertos en todas
las direcciones (donde puedan votar y ser elegidas incluso personas que
no sean del correspondiente partido) es la única forma que a uno se le
ocurre de reactivar el entusiasmo político de la ciudadanía. Porque si
tal entusiasmo sigue por los suelos, como ahora, la deriva económica y
social que azota a la mayoría no se frenará. Si las movilizaciones
sectoriales o los brotes esporádicos de rebelión callejera no tienen
continuación en las urnas, el poder seguirá en las mismas manos. Ha
ocurrido otras veces. Aquella primera huelga general que soportó Felipe González
fue una movilización de dimensiones como jamás se había conocido ni se
ha vuelto a conocer. Pero luego, después de tal demostración de fuerza y
unidad, el personal fue a votar y votó... a Felipe otra vez.
Las huelgas y manifestaciones desarrolladas en el primer año del Gobierno de Rajoy, la acción de las mareas y la multiplicación de plataformas dispuestas a enfrentar los recortes y la destrucción del Estado del Bienestar
se han ido frenando porque no existe una traducción política de todo
ese movimiento. Los partidos (de izquierdas) no entusiasman. Y las
primarias, abordadas con sinceridad, limpieza y generosidad, serían la
mejor forma de regenerarlos y relanzarlos. Si no, ya me contarán.
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