Los Reyes Magos (yo no soy partidario de Papa Noel sino más bien de
las mamás noeles) casi siempre se portaron bien conmigo. He estrenado
muchos años recibiendo pequeños dones y estupendas maravillas, lo cual
me hizo pensar por algún tiempo que la vida era Jauja, que mi humilde
persona era invulnerable y que siendo tan listo y tan audaz la fortuna
jamás dejaría de favorecerme. Luego, como es natural, tropecé con alguna
amarga realidad y lo único bueno que salió de ello es que, tras
levantarme, hube de ser más relativista, más realista y mucho más
humilde. A eso le llaman experiencia. A mí, la verdad, me parece una
putada. Sufrir siempre está de más.
Pero ahora tengo otra vez el
aire a favor (dentro de lo que cabe en estos tiempos tan perversos) y
por eso me lanzo a pedirles a los Reyes (en plan laico, ¿eh?, que soy
republicano de cuarta generación) un 2014 feliz, interesante, rebelde,
transparente, limpio y ciudadano. Sé que todo eso es harto improbable
porque los días y meses venideros no se presentan tan halagüeños ni
mucho menos, pero quizás lo que hoy parece inevitable no lo sea dentro
de poco, y fenómenos que ahora apenas intuimos tal vez se desaten al
conjuro de las condiciones objetivas. Si algo caracteriza está época es
la fluidez extrema, los cambios súbitos, la velocidad a que se suceden
los acontecimientos.
La clave no está en imaginar imposibles
futuros de color rosa en un mundo entregado a los más fuertes, sino en
plantearnos la obligación de abandonar victimismos, llantos y quejas
para sustituirlos por la determinación de impedir que nos jodan la vida.
Ya saben ustedes que los Reyes Magos solo existen para los niños (los
más pequeñitos, supongo). Pero tampoco son los padres... Ni los
políticos ni los banqueros ni nadie que venga a ponérnoslo a huevo. Eso
dependerá más bien de nuestro esfuerzo, del de nuestros conciudadanos...
y de la suerte (que ésa sí que existe, ya lo creo).
Por pedir
que no quede. Yo me he pedido unos días de fiesta y un viajecito al mar.
Así que hasta la vuelta de Reyes no me verán por aquí. Sean buenos y
que aproveche el roscón.
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