El todavía presidente del PAR y de las Cortes aragonesas, José Ángel Biel,
es todo un personaje. Ya sé que a estas alturas se le puede considerar
el político que más rechazos y exabruptos provoca en foros y barras de
bar cada vez que su nombre sale a relucir. Pero él sigue ahí,
inventándose dichos, dándose a entender y jugando al somarda. Ayer se
marcó una de sus piruetas verbales para proclamar (a despecho de
encuestas, análisis y vaticinios) que aquí nada ha cambiado: "El
bipartidismo ha parido gemelos (Podemos y Ciudadanos, ovbiamente)...
Pero el PAR sigue en el centro". Y se quedó tan ancho. Qué cuajo tiene.
Claro que Biel (también conocido como El Tio Biel, Bielonne y El Eterno) está de despedida y se puede permitir cualquier licencia. Sus antiguos seguidores se le distancian (Aliaga
ya reniega de la tesis del abanico), sus adversarios en el interior del
PAR se hacen humo, los planes que pudo hacer el propio José Ángel hace
cuatro años han quedado en casi nada y llegan unas elecciones muy
inciertas. Entonar a estas alturas el todo sigue igual no deja de ser
una graciosa licencia retórica. Porque nada va a ser lo mismo a partir
de mayo... Aunque algunos (y no sólo el Gran Superviviente) intentarán
que los cambios sean mínimos y se plasmen en factores intercambiables.
No creo que el bipartidismo haya parido gemelos. Podemos no tiene
ninguna equivalencia genética con el PSOE, y el parecido de C's con el
PP es, hoy por hoy, muy lejano. En realidad, los dos nuevos partidos no
han alcanzado aún su madurez y no sabemos cómo serán cuando lleguen a la
edad adulta. Curiosamente, en lo que a Zaragoza se refiere, C's está
siendo patrocinado por las mismas gentes que en su día usaron al PAR
como vehículo de sus particulares intereses. Estos personajes (poderes
en la sombra, la auténtica Casta que los de Podemos aún desconocen) pretenden adiestrar al partido de Rivera
para que se convierta en la útil bisagra que haga girar adecuadamente
un futuro gobierno aragonés y un futuro Ayuntamiento de Zaragoza bajo
control conservador.
Eso sí: Biel es irrepetible.
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