Cada vez que pongo en solfa ese empeño en supervalorar la posición del partido más votado
por encima de su situación objetiva, algunas personas me contradicen,
sin entender quizás lo que intento explicar. Pero como estamos en
vísperas de unos procesos electorales en los que muy pocos partidos
lograrán para sus candidatos apoyos superiores al 30% de los sufragios
emitidos, déjenme que insista en la tesis apoyándome en el caso andaluz,
que lo tenemos ahí, a la vista, y resulta de lo más expresivo.
He aquí que la compañera Díaz convocó unas elecciones a suerte o verdad. Y le salió suerte,
porque con un 35,43% de las papeletas logró los mismos escaños, 47, que
tenía. Por eso, al término de la noche electoral, bajó cual reina del
Sur por aquellas escaleras, rodeada de su corte de los milagros,
investida in pectore presidenta y madre de todos los andaluces. Pero también le salió verdad,
porque privada de la mayoría absoluta, con IU tan disminuida (y sin
ganas de volver a darle cuartel), con Podemos y C's poniendo condiciones
y el PP, escocido, olvidando toda consideración hacia el más votado,
doña Susana no ha cuadrado la forma de poder gobernar. Su triunfalismo
inicial se va quedando en nada. Como queríamos demostrar.
La jefa del socialismo andaluz, que se pasó la campaña manejando
claves nacional-andalusíes y descaradamente populistas, aún se aferra a
las frases hechas mientras defiende a sus predecesores (Chaves y Griñán),
que son unos magníficos cadáveres políticos. Bla, bla, bla. Pasa lo
mismo con los prebostes del PP, cuando presumen de que su partido no
hará nada para intentar acceder al gobierno (¿cómo y con quién, almas de
cántaro, si para sumar mayoría tendríais que pactar con C's... y
Podemos?). la aritmética, como dije, impone su ley. Algunos,
adelantándose a los acontecimientos, están pensando en unas nuevas
elecciones si nadie pacta con nadie.
Quedaría, es cierto, la posibilidad de resolver estas partidas en
tablas mediante un sistema a doble vuelta. Pero esa es una opción no
exenta de complicaciones. Además sería menos auténtica... Y menos
divertida.
JLT 13/04/2015
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