En la final de la Copa del Rey, las esteladas pasaron a segundo plano
(una vez desautorizado el Gobierno en funciones que quiso prohibirlas).
Para resarcirse, las fuerzas y cuerpos de la seguridad del Estado
multaron, según parece, a una ciudadana que entró al Vicente Calderón
con una bolsa donde iba estampado un remedo del provocador eslogan
británico "Todos los policías son unos bastardos", pero que en realidad
solo decía "Todos los gatos son guapos". Cosas de esta España cuya
facción más conservadora va por el mundo repartiendo diplomas de
demócrata, mientras aquí ocho personas que participaron en una
manifestación pacífica (embroncada por una violenta carga de la
Benemérita provista de material antidisturbios) se enfrentan a penas de
hasta seis años y medio de cárcel. Increíble. Y me pregunto: si condenan
a los 8 de Yesa... ¿podrá decir alguien, por ahí, que en España hay presos políticos?
Mientras, en Austria ha estado a punto de ganar la presidencia del
Estado un ultraderechista. ¡Austria tenía que ser! Por suerte había un
candidato alternativo, no un socialdemócrata ni un cristianodemócrata,
¡ojo!, sino un ecologista de izquierdas, que ha soportado la embestida
alzándose con la victoria en el último minuto. Atención a lo que pasa en
el exterior. Porque de todo cabe sacar alguna consecuencia. Por ejemplo
de las recientes elecciones británicas. En Escocia, los nacionalistas
perdieron la mayoría absoluta en el parlamento del reino. Curioso,
¿verdad? Quienes predijeron que someter la soberanía a referéndum daría
alas a los independentistas se han equivocado. Como en Quebec, una
consulta democrática se está revelando la mejor fórmula para zanjar de
manera positiva un conflicto que (como ocurre en Cataluña) resulta
insoslayable y potencialmente peligroso si no se le da salida.
El
otro día, en el aniversario de la zaragozana Tertulia Albada, intenté
explicar que la actualidad es siempre compleja e implacable. Por eso
será que los teóricos del sistema contemplan con aprensión la llegada
del 26-J. Porque ese día algunas simplificaciones saltarán por los
aires.
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