Que Rajoy viniese a Zaragoza sin mudar su talante abúlico y
cansino no tiene nada de particular. El jefe del PP y presidente del
Gobierno en funciones parece decidido a no hacer el más mínimo esfuerzo
por ganarse un voto. Oye, si la gente le echa la papeleta será por puro y
simple sentido común. Y bastante hace con prestarse a seguir en el
machito como para, encima, tener que articular discursos coherentes, dar
respuestas a los periodistas o empollarse un poco los temas de Aragón
(si, por ejemplo, viene a Aragón a retratarse junto al PAR). Pasó pues
rodeado de escoltas, que impedían a mis colegas preguntarle por Marjaliza o cualquiera de los tropecientos imputados, por la descomunal deuda pública y menudencias similares. Se hizo unos selfies, se tomó unas cañas... y siguió su gira. ¡Ufff!
Por suerte, junto al peperío cesaraugustano estaba el amigo Aliaga,
un político tan absolutamente delicioso que a veces parece cosa de
ficción, si hubiese una ficción capaz de encajar semejante personaje.
Que no la hay. Don Arturo tiene, para empezar, una virtud genial:
aprovecha las visitas de su amigo Mariano para lanzarse con incontenible
entusiasmo a glosar, en presencia del presidente, pre-si-den-te, todas
las maravillas que el Gobierno de España (el conservador, por supuesto)
ha hecho y hará por la Tierra Noble. Es entonces cuando el del PP mira
incrédulo a su coaligado, pues él (o sea, Rajoy) ni ha hecho gran cosa
por Aragón ni piensa hacerla (dice lo de las infraestructuras y lo del
Fondo de Teruel como podría decir cualquier otra vaguedad). En ese
instante, ante el aburrido asombro de su huésped, camarada y socio, el
regionalista receta a los adversarios "capazos de piedras de Calatorao" y
a los amigos "trailers de longaniza de Graus y jamón de Teruel". Y
remata con una frase en inglés, que el baturrismo, amigos, también puede
ser políglota. Haría falta un Berlanga para describir la naturaleza surrealista de estas situaciones.
Así que ya pueden hacerse a la idea las/os señoras/es del PP de que,
si las urnas les son una miaja favorables, el motor de la victoria habrá
sido el gran Aliaga. Un crack.
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