Convencer a los españoles de que lo malo conocido siempre será mejor
que cualquier cosa venidera será la estrategia fundamental que ha de
usar el PP en esta inabarcable campaña electoral. De esta manera, todo
lo feo que ya sabemos del partido conservador (incluyendo el hecho de
que esté investigado como tal organización y haya sido obligado a
depositar fianza) se hermosea con un argumento definitivo: solo en sus
manos florece la economía española, ¡somos el país europeo que más
crece!
Pero la situación de la economía española es confusa. Es
verdad que hemos mejorado nuestra capacidad para competir en los
mercados. Mas no por un aumento de la productividad, que no se ha dado
ni por aproximación, sino por la depreciación de los salarios (según
acaba de confirmar el Instituto Nacional de Estadística). Los
trabajadores por cuenta ajena, pieza básica de las nuevas clases medias,
han pagado el pato: rescate financiero, devaluación interna, presión
fiscal, intereses de la deuda... Y han de seguir pagando por la sencilla
razón de que solo ellos pagan. Tras los sucesivos escándalos vinculados
a las cuentas en paraísos fiscales de los muy ricos (y sus cómplices,
los políticos corruptos), los papeles de Panamá han documentado
la evidencia de que los multimillonarios no aportan casi nada al fondo
común, al cual, sin embargo, se amorran en cuanto pueden (que pueden
mucho). De esta forma, con los contribuyentes habituales empobrecidos y
agobiados, con los jóvenes silbando en la vía del paro y el subempleo...
¿quién sostendrá los servicios públicos?, ¿cómo se podrán mantener las
pensiones?, ¿qué será, en fin, no solo de los pobres sino incluso de los
sectores más frágiles de aquellas clases medias? No se sabe. Rajoy
dice que todo va bien, que irá mejor, que bajará los impuestos que él
sabe cómo hacerlo. Al tiempo ha escrito a Bruselas prometiendo embridar a
los españoles con más recortes y reformas.
Sí, sí... ¿Pero en
Venezuela, qué?, preguntan insistentemente mis amigos de la derecha. En
Venezuela mucho peor, les reconozco. Y se quedan tan contentos y
felices. Pues vale.
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