Es difícil entender la actualidad española. Me pongo a las tres de la tarde frente al Telediario
de La 1 y mis neuronas deben afrontar el desafío de los tres bloques de
información política: el primero ofrece un repertorio de declaraciones
rematadas por algún canutazo preferente de Rajoy u otro portavoz del PP/Gobierno en funciones, el segundo consiste en que diversos portavoces de los partidos serios
pongan a parir a Podemos, el tercero, ¡ay!, recorre los juzgados a
donde acuden a declarar como investigados o acusados distintos cargos o
excargos públicos (todos ellos de las formaciones que antes nos han
vendido seriedad). Entonces salta a la vista la contradicción
incomprensible: ¿por qué debería temer la opinión pública la llegada de
los bárbaros (¡la Horda, como solía decirse!), si tanta gente sensata,
mujeres y hombres de Estado, ya se retrata a diario en los tribunales (y
las listas de presuntos defraudadores fiscales) como una curiosa
pandilla de evidentes sinvergüenzas?
Incomprensible, sí. La
espantá del PSOE ante la oferta de Podemos y otras fuerzas (en Aragón,
CHA) para acordar candidaturas conjuntas al Senado tal vez equilibre la
mala leche de Pablo Iglesias cuando tocó negociar el gobierno del cambio,
pero deja abierto el camino al PP para que, en cualquier caso, tenga
mayoría absoluta en la Cámara Alta. Los socialistas se van metiendo en
el cepo, atrapados de un lado por Ciudadanos (partido que les va a
birlar unos cuantos votos) y por la coalición Unidos Podemos. Nadie se
explica tal extravío. Pero a lo mejor es una jugada calculada que acaba
en una gran (y sorprendente) victoria, un jaque mate dramático en el
último momento. ¡Ufff!
Todo es raro. La recuperación que no cuadra. Los recortes secretos. Los golpes bajos en la precampaña... Y ese tremendo y venenoso incendio de Seseña, la ciudad de el Pocero,
la locura residencial en la estepa, el lugar donde decenas de miles de
neumáticos viejos se acumulaban en un clamoroso y mil veces denunciado
vertedero ilegal. ¿Ilegal? ¿Dónde estaba, pues, la autoridad competente?
Ya les digo: incomprensible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario