domingo, 23 de septiembre de 2012

Aragón, pasado por el debate 20120923

Quienes afirman que los debates sobre el Estado de la Comunidad son un rito vacío e innecesario tienen razón... en parte. Es verdad que desde hace años esas sesiones parlamentarias dan muy poco de sí. Una y otra vez, los discursos de los presidentes del Gobierno aragonés son piezas oratorias desconectadas de la realidad y ajenas a los intereses y problemas de la mayoría social. Sin embargo trazan el esquema de la discusión posterior donde también es habitual que la oposición se estrelle contra el muro argumental construido desde el poder por nutridos y entrenados equipos de asesores. Luego se votan las resoluciones, brindis al sol que casi nunca llegarán a nada concreto.
 
Mas ese rito describe, bien o mal, la situación del Aragón institucional y pone sobre el tapete el estado del imaginario oficial (que suele determinar el de los medios y el de gran parte de la opinión pública), así como los diagnósticos, las estrategias y las visiones de quienes gobiernan o aspiran a hacerlo. Si no hay debate sobre el Estado de la Comunidad esa foto fija se diluye, desaparece y genera un indeseable vacío. La democracia se debilita (sí, aún más). Rajoy ha prescindido del debate sobre el Estado de España y con tan arbitraria decisión ha hurtado a la ciudadanía una oportunidad de tomarle el pulso a la situación política (y económica, claro). Podemos pasarnos sin eso, dicen algunos. Claro, y sin parlamentos regionales, Congreso, Senado o Defensor del Pueblo. Vale, y entonces... ¿cómo articulamos la toma de decisiones?, ¿cómo podemos contemplar y evaluar los aciertos o los yerros de quienes deciden?

En Aragón, el debate sobre el Estado de la Comunidad está metido en un fenomenal atasco. Se podría salir de él a) si la oposición fuese capaz de lanzar al hemiciclo discursos que rompieran el esquema que previamente ha trazado quien preside el Gobierno (CHA e IU vienen intentándolo con mejor o peor fortuna y crean así los momentos más interesantes de la discusión), y b) si se lograra introducir en el toma y daca dialéctico otros asuntos que no formen parte del habitual catálogo de lugares comunes (Ibeas hizo un amago en esa dirección el pasado jueves). Por supuesto, de la presidenta Rudi no cabe esperar, hoy por hoy, nada que no sean frías e irreales descripciones de su demoledora gestión trufadas con delirios a lo neocón como su llamamiento del miércoles a la rebelión social.
Es inaudito que en un debate como el de esta semana no se hablara de cambio climático (en Aragón) y solo se tratasen de pasada los efectos de la crisis financiera (en las cajas de Aragón), ni se discutiera en profundidad el tema de las sociedades públicas ni se buscase un destino para esta tierra al margen de las quimeras y las alucinaciones de rigor.

A ver si el año que viene... 

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