Una amiga me preguntó ayer qué pienso de lo que está pasando en
Cataluña. Incógnita que tiene una respuesta fácil: aquello es un
desastre para los catalanes, para todos los españoles y para la salud
política de este país de países sumido en una crisis espantosa, regido
por un puñado de mediocres (cuando no sinvergüenzas), barrido por el
caos de la demagogia y la simplificación... Cataluña se va, se está
yendo empujada por las intolerancias propias y ajenas. Las elecciones
anticipadas producirán un triunfo sin precedentes del soberanismo.
Luego, el reto separatista habrá llegado tan lejos que ya no tendrá
vuelta atrás. Hombre, si Rajoy y Mas no fueran quienes son, aun cabría alguna esperanza. Pero así...
En tiempo de crisis, la patria y la bandera son una coartada perfecta.
Fíjense en el caso catalán. CiU es el paradigma de partido caciquil y
corrupto, sus recortes han sido los más brutales habidos en España, pero
ha logrado mantener la iniciativa política y desviar la respuesta
social hacia el independentismo. Esa misma táctica, radicalizada en el
discurso y el estilo, ha permitido a ERC ser el único partido del
fracasado Tripartito que ve mejorar sus expectativas electorales (el PSC
está muerto e Iniciativa-Els Verts parece un zombi). El PP... Bueno, el
PP catalán liderado por esa señora tan gritona y enfadada es, en
infeliz combinación con su central madrileña, el catalizador de la
reacción.
Lo siento pero ahora sí que estoy pesimista. En mi
opinión Cataluña está cortando las amarras y luego lo hará el País
Vasco. Será muy complicado replantear la relación con esos dos
territorios, que son los más desarrollados de España. Todos perderemos.
En el choque entre los trenes nacionalistas centrífugos y centrípetos
nadie ha de sacar nada en limpio.
No sé si estamos a tiempo de
reformar la Constitución (hoy perfectamente inservible) para darle el
sesgo federalista que siempre debió tener. Desde luego, esa es la única
alternativa posible porque mandar los tanques a Cataluña no es una
opción (aunque los estúpidos crean que sí). Qué momento más delicado.
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