La semana ha sido horrible, desquiciante y muy poco adecuada para un
final de legislatura. Poco adecuada para quienes gobiernan, se entiende;
aunque para el vecindario tampoco ha sido gloria precisamente. La
crecida del Ebro, por un lado, y los constantes problemas en la sanidad
pública, por otro, han dejado al Pignatelli medio sonado. A Rudi
se la ha visto (poquísimo, que a ella no le gusta aparecer en público
cuando la situación se pone fea) bailar en la cuerda floja. La
presidenta y los suyos van a llegar a las elecciones de mayo arrastrando
tras de sí un mandato en el que Aragón ha retrocedido sobre sus propios
pasos. Y amplios sectores de la opinión pública han sido conscientes de
ello.
Cuatro años después, el Salud no es ni sombra de lo que
fue. Los atascos en las urgencias de los grandes hospitales zaragozanos
se han convertido en algo habitual. En realidad no son sino la
consecuencia del deterioro asistencial en los centros de salud y de las
listas de espera extendiéndose a las consultas de los especialistas y a
las más imprescindibles pruebas diagnósticas. La gente, claro, busca
atajos para ser atendida (mientras el que puede acude a la privada,
donde cada día celebran la fiesta de San Oliván).
De la
crecida, qué se puede decir. Tras una evidente cadena de fallos en la
predicción y la adopción de medidas para evitar mayores daños (¿cómo se
explica, si no, la muerte de 10.000 animales en establos y granjas?), la
gestión posterior se ha dejado en manos de la ministra Tejerina, quien está aplicando un método muy podemista
para consolar a los ribereños: hacer "lo que dice la gente". O sea,
dragar y represar. Pues nada, hasta la próxima avenida. Los afectados
por las inundaciones han atraído la atención de los políticos en un
tiempo y un espacio muy concretos. Los aragoneses enfermos (y sus
familias) no han dispuesto de un momento específico en el que hacerse
presentes y elevar sus quejas. Pero ambos colectivos (y otros más)
incuban hoy un hondo malestar que se extiende por todo el tejido social.
Justo cuando, de hecho, ha empezado la precampaña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario