Los politólogos (y sus parientes sociólogos, filósofos, economistas
sociales o gente de leyes) son una especie académica a la que tengo
tremenda afición. Ahora llevan un fenomenal barullo dándoles vueltas a
los términos y conceptos que definen los más recientes acontecimientos
en nuestro país (y el resto del mundo global): lo viejo, lo nuevo, la
derecha, la izquierda, arriba, abajo, los programas, el populismo, la
democracia, la soberanía- Todo ello adobado por una revolución
tecnológica que rompe todos los esquemas y una evolución de la
posmodernidad que solo pudo ser anticipada por los creadores de ficción.
Aquí y allá se teoriza y opina, y los periodistas, que entendemos de
todo aunque no sepamos de casi nada, actuamos como transmisores últimos
del fantástico galimatías.
¿Estamos ahora mismo ante fenómenos que introducen la nueva política en los viejos partidos (véase la operación Gabilondo), mientras los nuevos partidos se ven abocados a practicar la vieja política (véase la consolidación organizativa de Podemos)? ¿Qué es, en suma, viejo y qué es nuevo? ¿Por qué Iglesias
y los suyos se han empeñado en orillar la tradicional (desde la
Revolución Francesa) clasificación ideológica según referentes
espaciales, derecha-izquierda, a favor de otra simplificación igualmente
espacial, arriba-abajo? ¿O no estamos viendo que, al final, la propia
ruptura de la rutina bipartidista se va a producir desde un doble
enfoque: Podemos (estereotipos izquierdizantes), Ciudadanos (ortodoxia
conservadora)?
Desde la derecha (o sea, desde arriba) se usa una y
mil veces el argumento de que los de la acera de enfrente utilizan
doctrinas y propuestas decimonónicas, invalidadas por la historia
(igualitarismo, comunismo y demás). Desde la izquierda (desde abajo) se
denuncia que lo antiguo es el retorno a la desigualdad, el
individualismo y un capitalismo salvaje semejante al del inicio de la
industrialización. Ambas partes acusan a la otra de querer manipular las
reglas del juego democrático. Así, los politólogos están en su salsa y
la ciudadanía anda con los pies fríos y la cabeza caliente.
JLT 09/03/2015
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