Esa es la cuestión, ciertamente: repensar Aragón. Ahí le ha dado Lambán,
cuyo partido ha montado unas jornadas destinadas a chequear el
aragonesismo, lo cual es muy necesario... y poco habitual en el ámbito
político. Sólo cabe desear que el repensamiento se haga con una
intención radicalmente actualizadora, un viraje hacia la modernidad, el
pensamiento crítico, la ciencia y la cultura. Porque aquí tenemos un
problema de partida: la existencia de una pseudoidentidad muy
relacionada con los clichés folklóricos (baturros) y rurales, que ha
sobrevivido y prosperado impulsada desde abajo por el populismo barato y
desde arriba por la premeditada intención de mantenernos en una
atmósfera zarzuelera y (ya perdonaran la expresión) un poco mostrenca.
Basta con irse de vez en cuando a la programación de Aragón TV para
comprobar hasta qué punto nos hace falta renovar los argumentos.
La propia sociedad (al menos sus sectores más preparados y dinámicos)
empieza a exigir más rigor, más claridad y mejores objetivos
estratégicos. Se ve ahora, con las inundaciones. El simplismo de quienes
todavía creen que es posible meter al río en cintura por las malas se
está combinando con análisis más complejos y elaborados que nos impulsan
hacia soluciones eficaces (siempre que los políticos, ahora tan
volcados en el tema, no se olviden de él cuando las aguas vuelvan a su
cauce y pasen las elecciones). Repensar supone también adquirir una perspectiva más verde,
más ecologista. Por ejemplo, y a la vista de las últimas inundaciones,
ir más allá de las polémicas al uso, aparcar un minuto el tema de las
gravas, y averiguar cuál ha sido el impacto de infraestructuras como el
puente entre Pradilla y Boquiñeni (construido para traer a Zaragoza el
agua de La Loteta) que actuó como una auténtica presa con efectos
desastrosos, o el destructivo impacto de la autopista de peaje ARA1 (un
absurdo y ruinoso caprichico de Biel). En fin, cuestiones en las que van reparando los observadores más agudos.
Hay mucho que repensar, y la cosa urge. Que mientras tanto esto se está poniendo de lo más mustio.
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