Son mucho más inteligibles esas propuestas de naturaleza
matemático-filosófica que respaldan las sucesivas teorías sobre el big
bang, que aquellas otras destinadas a explicarnos la esencia aritmética
de la crisis financiera y sus presuntas soluciones. Es decir, me parece
más próxima al sentido común la Cosmología que las pretendidas Ciencias
Económicas (y ya me perdonarán mis amigos economistas).
Escucho y
leo exposiciones elementales sobre la situación: España se ha endeudado
en exceso, depende de sus prestamistas, estos no confían en que sea
capaz de pagar lo que debe y en consecuencia exigen tipos de interés
cada vez más altos. De ahí se deduce la necesidad de proyectar
credibilidad con ajustes y reformas que tranquilicen a los
inversores. Elemental. A partir de ahí todo debe encajar: la prima de
riesgo, los vaivenes de nuestro mercado bursátil, los recortes, el
llanto y el crujir de dientes.
Pero resulta que luego, si tienes en cuenta la realidad, pocas cosas cuadran. En primer lugar porque la crisis está trufada de percepciones que condicionan su evolución por encima de presuntos datos objetivos.
Así ocurrió que las duras medidas del Gobierno de España para reducir
el gasto público fueron seguidas de mayores subidas de la prima de
riesgo mientras que vagas declaraciones del responsable del (por lo
demás inoperante) BCE produjeron oscilaciones de cien o más puntos en
dicha prima. Las expectativas valen más que los hechos. Los fenómenos
cognitivos se imponen a cualquier realidad mensurable.
Países con
más deuda y mayores incertidumbres políticas que España pagan menos
intereses (veáse Bélgica). ¿Por qué? No se sabe. ¿Y cómo explicarse los
subidones que tuvo la cotización en Bolsa de Bankia durante los últimos
días? Nadie lo entiende. Ahora bien, alguien ganó mucho dinero (y eso
que el FROB pinchó la burbuja advirtiendo algo tan obvio como que los
accionistas de la caja-banco habrán de comerse con patatas su
saneamiento). Las finanzas son puro juego de azar, aseveran los cínicos.
Vale, pero entonces no nos vengan con ciencias. Una timba solo es una
timba.
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