En Aragón todo está en su sitio: el PP procura pasar desapercibido,
el PSOE no sabe qué quiere ser de mayor, CHA desconfía del mismo futuro
que IU ve de color de rosa y el PAR, como siempre, es el epicentro de la
pasión política aragonesa, el clavico en los pies de Cristo, el quid de
la cuestión.
El PAR tiene algo especial. Es una organización que
vive en, desde, por, para y tras el poder. Ahora se está dividiendo en
dos evidentes corrientes internas: de un lado, quienes tienen algún
cargo público remunerado; de otro, los que no se comen una rosca
bienpagá; remoloneando entre dos aguas, aquellos que tienen algo que
llevarse a la boca pero creen merecer mucho más. Sobre todos ellos
planea un porvenir oscuro e incierto, pues ir de recorte en recorte
asidos a la manita del PP pasará factura en las próximas citas con las
urnas.
Últimamente el PAR deglute y asimila todo lo que le echan
sus socios. Es cierto que algunos jefecillos intentan jugar en dos
tapetes y critican hoy lo que aprobarán mañana (o viceversa, pues a
veces vienen con lamentos al día siguiente de haber dado el sí quiero).
Pero eso no va a funcionar. La gente no es tan tonta como algunos
piensan. Si estás con quienes van a cerrar las minas y encima sigues
enterrando en Motorland el grueso del Fondo Especial de Teruel, lo
tienes chungo, Y es solo un ejemplo.
A estas alturas, la foto fija que hicimos hace un año, cuando parecía que Biel se había llevado a Rudi
al huerto (en un sentido figurado, se entiende), se está desdibujando.
Fue más bien la líder del PP quien compró a muy buen precio la
asistencia del PAR. Desde luego el PSOE pagaba muchísimo más porque Marcelino Iglesias
consideraba a los regionalistas aliados estratégicos esenciales, pero
Luisa Fernanda les tiene por meros auxiliares tácticos. Les va a servir
cruda la desautonomización de España, en la que el Aragón de
orden participará con tanto entusiasmo como en su día se resistió al
autogobierno. Y Biel y los suyos (los que están colocados) no tendrán otro remedio que tragar. Bueno, José Ángel ya sabe de qué va el tema. ¡Lo aprendió en la UCD!
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