En la crisis cualquier argumento vale... y su inverso, también. Uno no puede negar que Sánchez Gordillo
es un líder demasiado oportunista, de ideología demasiado simple y de
verdades demasiado eternas. Pero tampoco resulta fácil olvidar que sí
hay gente pasando, literalmente, hambre y que las grandes cadenas de
supermercados no son instituciones benéficas sino un oligopolio que
maneja a placer el precio de los productos alimenticios. Y siempre será
posible recordarles sus eres y sus gürteles a estos señores del PP y del
PSOE, que tanto se rasgan las vestiduras por la perfomance ejecutada por el Sindicato Andaluz de Trabajadores. A la postre, mucho tendrá que saquear y okupar
el alcalde de Marinaleda para conseguir ponerse a la altura de
cualesquiera de los presidentes y directores de cajas de ahorro que han
arruinado sus entidades y se han ido a casa forradísimos.
Esta crisis tiene un trasfondo sucio y laberíntico. Por eso de ella
emergen muchísimas más consideraciones negativas que positivas. En la
actual rebatiña todo vale y la más cruda demagogia cunde a diestro y
siniestro (basta escuchar a Esperanza Aguirrre para comprobar
cuán bajo estamos cayendo). Con lo cual está chupado enmascarar las
mentiras con estrepitosos golpes de efecto y justificar cualquier
barbaridad con las mejores razones.
Les conté, por ejemplo, que Núñez Feijóo
quiere reducir el número de diputados presentes en el Parlamento
gallego, redistribuyendo la representación por provincias para que
favorezca a la derecha. Pero la medida se vende bien porque, dicen, es
"para ahorrar". Vale, ¿y si les digo además que esa misma cámara va a
inaugurar a comienzos del próximo curso un nuevo comedor, con salones
privados, alta cocina y mejor servicio? Será también para ahorrar,
claro.
En nombre de la regeneración y el ajuste presupuestario se
cambian coches (oficiales) viejos por nuevos, enchufados de aquellos
por amiguetes de estos... y se procede, con la mayor cara dura del
mundo, a purgar RTVE para convertirla otra vez en un medio al servicio
del Gobierno y su partido. Y en estas, llegó Sánchez Gordillo.
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