Como muchas personas tienen una idea del pasado bastante
distorsionada, me paso la vida recomendando a todo quisque que lea
Historia. Manuales y ensayos; o sea, no ficción. Porque manejarse a base
de visiones (revisiones más bien) amateurs, novelas (por bien
documentadas que estén), series y películas no sirve. Es cierto que en
España, a diferencia de lo que ocurre en el ámbito anglosajón, nuestros
historiadores suelen producir monografías densas como pedruscos, áridas y
donde las fuentes documentales no son un instrumento sino una obsesión.
La divulgación de calidad es tan escasa como la voluntad de llegar al
gran público. A la Academia hispana (que es donde se ubican la mayoría
de quienes investigan y escriben sobre lo que ocurrió) le sobran ínfulas
y le falta narrativa. Para colmo, y en lo que se refiere a los
acontecimientos contemporáneos, el acceso a los archivos oficiales es
difícil e incluso, a veces, imposible.
Así, el personal se entusiasma y se hace un lío confundiendo el Reino
de Aragón con la Corona de Aragón (algunos creen que en la Edad Media
Cataluña era una especie de posesión nuestra, en vez de un
pujante estado gobernado por el mismo rey). O bien se ignoran los
entresijos de la Guerra de Sucesión. O se repiten sin más falsos lugares
comunes sobre la Guerra de la Independencia... Y al final, en un mitin
de Podemos, alguien proclama que Zaragoza se alzó en 1808 contra la casta
que pretendía sofocar sus instintos liberadores, y se negó a rendirse
al francés. Cuando en realidad fue más bien al contrario, que la casta reaccionaria y clerical arrastró a todos y enajenó al pueblo lanzándolo a una batalla horrible y sin sentido.
Los regímenes autoritarios soportados por España en el siglo XX
manipularon (o escondieron) episodios fundamentales como las guerras en
Marruecos, el brutal enfrentamiento del 36-39 y el propio franquismo.
Será difícil llenar ese agujero negro, porque muchos acontecimientos no
han dejado una huella fiable. A pesar de todo, lean a los historiadores,
busquen la verdad, miren atrás... Sin memoria estamos perdidos.
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