La resistencia que deben enfrentar en nuestro país ciertas normas (y
hábitos) serían impensables en lugares de Europa donde la disciplina y
la responsabilidad de la ciudadanía se dan por añadidura. Allí, la
prohibición de fumar en locales públicos apenas provocó polémica, las
bicicletas circulan en masa sin que ni peatones ni ciclistas se enzarcen
en discusiones, el uso de la vía pública para espectáculos, mercados,
conciertos o fiestas-botellón no deja ni el más mínimo residuo, la
circulación del automóvil por el centro de las ciudades ha sido
drásticamente restringida, los tranvías son una referencia... Y cuando
los circos actúan, no hay un solo animal en la pista.
No todo es
jauja medioambiental, claro. Eso lo doy por sentado, y espero que así
nadie me restriegue ahora las ocas francesas y su foie a punto de
paté, ni las corridas de toros en el sur del país vecino, ni la caza de
cetáceos por algunos nórdicos. Aunque de todas las habas que cuecen
nuestros socios, casi la que más me tiene mosqueado es la entrada de los
grandes cruceros a Venecia, bestial desatino apoyado y celebrado por el
actual alcalde de la maravillosa ciudad, un conservador del tres (¡vaya
por Dios!).
Pero a mí se me cae la baba cuando veo a los
austriacos, suizos y otros centroeuropeos reciclar la basura a domicilio
dividéndola cada vez más en diversas bolsas e incluso limpiándola
antes de llevarla al contenedor correspondiente. Así, la gestión de los
residuos se aproxima a la perfección. Es más eficiente y mucho más
barata. Pero aquí, claro, ese tipo de ahorro no acaba de convencernos.
Preferimos echar la culpa de todos los despilfarros a los cargos electos
y los empleados públicos. Por eso clamamos contra el ayuntamiento y FCC
porque Zaragoza está sucia, lo cual tendría lógica si luego no fuésemos
tan guarros (además de ruidosos y gamberros) y no nos empeñásemos en
tirar a la calle papeles, envoltorios, colillas, escupitajos, chicles
masticados, porquería y trastos inútiles, por no hablar de las cacas y
los pises de los innumerables perros que nos acompañan.
Vamos... que de civismo y disciplina vamos muy requetejustitos.
JLT 01/09/2015
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