Por supuestísimo, tanto desde Madrid como
desde Barcelona, los jefes usan a su antojo las instituciones. No me
refiero, claro está, a las alcaldesas Carmena y Colau,
que bastante tienen con abrir cada día el paraguas y refugiarse del
chaparrón de calumnias, embustes y cabronadas (eso, por si no tuvieran
bastante con manejar sus propios grupos municipales, que son un
laberinto de pasiones políticas y de alucinaciones ideológicas). A quien
aludo al mentar las dos grandes capitales de las Españas es a Rajoy y a Mas,
cara y cruz de la misma moneda falsa. El uno se ha embarcado en una
reforma del Tribunal Constitucional que probablemente esté vulnerando la
Constitución. Además, entre otras cosas, ha convertido TVE en un órgano
de partido, en cuyos telediarios el eco de partes y nodos provoca escalofriantes efectos vintage. El otro, el president,
ha puesto todos los recursos de la Generalitat al servicio de un
proyecto nacional tan falso, trapacero, insolidario y excluyente que
también produce pavor.
El independentismo catalán, encabezado por la Banda del 3%, ha llamado reaccionario y fascista al mismísimo Pablo Iglesias,
lo cual no tiene nada de extraño porque en las filas del "Junts pel Sí"
la derecha utiliza a placer los clichés de una ¿izquierda? que
desprecia el internacionalismo y está dispuesta a llamar españolista
incluso a quien defiende el derecho a decidir; derecho, claro, que
tampoco interesa a los soberanistas, si ha de ser ejercido según los
cánones democráticos. Por eso TV3 es como TVE, pero poniendo Cataluña
donde los otros ponen España. Eso sí: ambas coinciden a la hora de
ningunear a los radicales progresistas de Catalunya Sí que es Pot, no sea que se conviertan en una pieza clave dentro del futuro Parlament.
Lo más genial de esta mascarada es que el PP truena contra
Convergencia, a la que tantas veces tuvo como aliada. Y los convergentes
abominan del PP, con el cual han votado una y otra vez en el Congreso
las leyes más regresivas. Mas quiere irse de la misma España que CiU
tanto ayudó a construir. Rajoy pasa de España, sólo aspira a seguir en
La Moncloa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario